El hombre detrás de La hora de King Kong esta vez comparó a su colega con un antiguo periodista de los años de dictadura.
La aparente tregua entre Juan Cristóbal Guarello y Maks Cárdenas prácticamente no se sostuvo en el tiempo.
Desde hace meses que ambos comunicadores protagonizan una fuerte disputa —dimes y diretes, que escalaron inclusive al punto de que uno le enrostró al otro no obtener su título, que derivó en otra fuerte réplica— que sumó un nuevo capítulo apenas hace unas horas, cuando el periodista más avezado utilizó algunos minutos de su espacio en YouTube para responder a unos comentarios del radicado en Europa.
“Hay una persona que me ha seguido atacando”, abrió el telón Guarello, de modo que uno rápidamente podía inferir de quién hablaba. “Quiero contarles de un personaje que veía en la tele cuando chico. Este personaje que me ataca sólo publica cosas a favor de Fernando Felicevich y de los dorados, pero que son de Felicevich. No habla nunca de Bravo”.
Entonces, para llegar al punto, el periodista centró su relato en la figura de un periodista que también era ferviente defensor del dictador Augusto Pinochet: “En antiguas épocas había en TVN, en 60 minutos, un personaje que se llamaba Rafael Kittsteiner, que era tan chupamedias con Pinochet… ¡que lo sacaron por chupamedias! Terminó haciéndole daño a Pinochet. Tener un tipo tan doblado, tan obsecuente, tan guata de callo, con la bisagra en la espalda, al final tuvieron porque le hacía mal”.
“Este otro es el Rafael Kittsteiner de Felicevich”, apuntó finalmente Guarello, sin mencionar en ningún momento a Cárdenas, como es costumbre. “Es tan chupamedias que le hace mal a Felicevich. Lo termina caricaturizando… ¡Búscate otro FF! Si éste te hace mal, es muy ridículo y evidente, termina siendo grosero y ¡cómo se regala!”.
Más tarde, Guarello se refirió al escenario actual de Alexis Sánchez para continuar su recado: “No tiene club, era todo humo. Lo han manejado mal, seguramente va a encontrar club, porque es un buen jugador, todavía está vigente e hizo una buena campaña en el Marsella. ¡Pero no necesita a estos embaraos que estén mintiendo! ¿Para qué mienten? ¡Qué horror, hueón!”.
“Yo vi la prensa más obsecuente y más regalada. Ya la leí, la aguanté, el piso mojado la usé con eso. Vi 60 minutos toda mi infancia, para seguirla viendo hablando de los representantes. Ayayai, pobre hueón…”, cerró.
Aún no hay respuesta del otro lado.
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