El 28 de marzo de 1973 Carlos Humberto Caszely fue protagonista de la victoria por 5-1 de Colo Colo ante Emelec, por la Copa Libertadores. En ese encuentro, el "Chino" anotó un golazo, dejando en el camino a defensores y al portero ecuatoriano, dándose el lujo de dejar la pelota dentro del arco. En ese momento nació el "se pasó, se pasó" coreado por más de 50 mil personas en el Estadio Nacional.
El tiempo ha pasado y desde que Caszely dejó la actividad, lo hemos visto he muchas facetas. Desde cantando el "domingo por la mañana", hasta actuando en sus nuevos stand up comedy, donde se proyecta.
"Yo siempre lo digo, me voy a morir luego de participar en los Festivales de Olmué o de Viña del Mar. Siempre hay que reinventarse y yo estoy aprendiendo. Jugué fútbol, fui profesor, dueño de colegio, dueño de una hacienda, de un restaurante, canté, bailé, actué y hago mis stand up. Si fue Barticciotto A Viña, por qué yo no", contó a La Cuarta.
Por lo mismo, no es extraño que ahora se embarcara en otro proyecto, uno que tiene que ver con una ciudad que lo marcó en su juventud y que ahora sueña con ver luciendo un proyecto habitacional que se construye en un terreno propio, y que espera logre hacer feliz a muchas personas: la bahía de Quintero.
"Ya estamos avanzando. Mi yerno, Sergio, es el que sabe mucho de todo esto. Yo tenía un terreno en Quintero y empezaron a hincharme con que por qué no construíamos casas, y así empezamos el año pasado a hacer el asunto de los papeles, porque me gusta tener todo en regla siempre. Tengo 67 años y toda la vida he hecho todo según la norma. Ahora están los arquitectos trabajando. Yo voy a mirar, ya todo el mundo sabe que estamos construyendo, ahora dicen que son las casas de Caszely", comenta el constructor.
- ¿Quintero es una zona especial para usted?
-Lo que pasa es que tengo lindos recuerdos, cuando en mi juventud íbamos a la playa Los Enamorados, El Papagayo, estaba la disco, donde después tipo dos de la mañana se hacían fogatas en la playa y salía una o dos guitarras. Se usaban ponchos y pololeábamos con las niñas bajo el poncho. Ahora al volver está todo cambiado, pero creo que Quintero subirá mucho luego de que hagan la carretera y, además, tengo entendido que el alcalde es muy colocolino.
- Me imagino que el barrio llevará su nombre...
-No, las calles ya tienen nombre y el complejo también. Se llama Francisco Coloane, hay una gran diferencia entre él y Carlos Caszely. Un gran escritor, un hombre importante para la zona, pero más adelante construiremos algún complejo que lleve mi nombre.
- ¿Cuántas casas piensa construir?
-Empezaron los arquitectos con 29 casas y al final terminaron en 26, por los metros que debían tener. Además, como está en una lomita, todos los living comedor estarán mirando a la bahía, la vista será maravillosa. Uno se para y se ve todo Quintero. Yo las quiero ver construidas, porque son casas de 50 ó 60 metros, tres dormitorios, dos baños, living comedor, cocina, entrada de auto y patio. No sé cómo lo hacen los arquitectos, no tengo idea cómo lo hacen, pero quiero ver las terminaciones porque por lo menos en el papel son muy bonitas. Supe que hay 90 interesados, así que va bien.
- ¿La mejor vista será la de su casa?
-No, esto es un negocio y son para la venta. Me mata mi yerno si me quedo con una, porque tengo que comprarla. Nunca he querido tener algo fijo en algún lado. Con mi familia nos gusta ir un día a un lado, otro día a otro y tener sólo una casa o un departamento en Viña te limita. Yo tuve la suerte de recorrer el 80% del mundo cuando jugaba y ahora con mi señora nos pegamos algunos viajes.
- ¿Qué le queda por hacer?
-Tengo hijos, escribí un libro y planté árboles. Toda la avenida cuando uno entra al Monumental la plantamos con Pedro Morales en la década de los 80. He hecho tanto en mi vida, nunca me he quedado de brazos cruzados porque tengo la capacidad y la suerte de haber estudiado tres carreras que me permiten abrir mi mente, me permiten estar aprendiendo, porque voy y pregunto todo.
- Ha hecho de todo, ¿pero piensa volver al fútbol?
-Difícil, está tan maleado todo que prefiero que no. Uno tiene que cumplir etapas en su vida y yo he cumplido muchas. Por eso digo que es difícil, pero uno nunca debe decir nunca.