Mientras algunos barristas de la UC impedían el juego con hechos de violencia, otros rechazaban su accionar. En cancha, Diego Valencia metió el agónico 3-2 de los cruzados.
En una jornada dominical que se pensaba sería más tranquila que las anteriores, el partido entre Universidad Católica y O'Higgins en San Carlos de Apoquindo comenzó con 20 minutos de retraso, debido a los incidentes provocados por algunos barristas cruzados, que buscaban impedir el desarrollo del duelo.
Con bengalas y proyectiles, la tensión se tomó el inicio de la acción en la precordillera, que tuvo al arquero cruzado Matías Dituro como principal detractor hacia los barristas, enrostrándoles el escudo y llamándolos a dejar jugar, mientras el resto de los fanáticos del actual campeón rechazaban también la violencia.
Así, y con el ingreso de Fuerzas Especiales de Carabineros, el partido se jugó tal como estaba previsto, y de entrada los hombres de Ariel Holan le pasaron por encima a los rancagüinos, que ya en la primera fecha habían caído frente a La Calera.
Por lo mismo, no extrañó que Edson Puch pusiera la primera diana al cuarto de hora, aprovechando que los visitantes seguían con la almohada en la cabeza.
Y si con la expulsión de Roberto Cerededa el panorama era oscuro para O'Higgins, Roberto Gutiérrez silenció el estadio e instaló la sorpresa al poner el 1-1, al inicio del segundo tiempo.
De ahí en más, la cosa fue combo y combo, donde la emoción se tomó San Carlos de Apoquindo. Fue así que con tantos del Benja Kuscevic y Matías Meneses, la cosa llegó a los 90' igualada 2-2, con los celestes llevándose todo el peso con un jugador menos en cancha.
Pero ya en los descuentos, Diego Valencia saltaría desde la banca para anotar el 3-2 definitivo, que le dio un merecido triunfo a la U. Católica, que ronca en la cima de la tabla junto a La Calera, ambos con 6 puntos.