El Leverkusen fue vapuleado por Bayern Munich en la final de la Copa de Alemania.
Pasó junto al trofeo, sin mirarlo. Su cabeza inclinada y su tristeza infinita, no lograron mermar la hidalguía de Charles Aránguiz. De nuestro príncipe Charles.
Por que si bien esta vez le tocó la sentencia de una derrota, tal como lo hizo hace cinco años atrás, cuando le ganó la Copa América a Argentina, Aránguiz conservó la caballerosidad.
Y fue así como se subió al podio a recibir su medalla de plata, tras la estrepitosa derrota de su escuadra, el Bayer Leverkusen, ante el Bayern Munich por la final de Copa Alemania.
El conjunto del bicampeón continental no vio una y los actuales monarcas de la liga otta les pasaron por encima de principio a fin.
De hecho, la resistencia del Leverkusen duró 16 minutos y la rompió David Alaba para marcar la apertura de la cuenta.
Luego Serge Gnabry, a los 24', amplió la cuenta y se temió un baile del Munich.
Danza que se comenzó a ratificar cuando Robert Lewandowski amplió las cifras a los 59' y mató el partido.
Eso sí, los compañeros de Charles no se rindieron y consiguieron un descuento a través de Sven Bender (63'), pero como Lewandowski es letal, anotó su segundo tanto a los 89'.
De ahí vino el relajo y el 4-2 definitivo lo estableció Kai Havertz en los descuentos. Gol que dio paso a la celebración del Bayern y el respeto de Aránguiz.
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