Chile se durmió y sufrió fea caída ante Honduras

Alfonso Parot pasó del cielo al infierno: marcó el gol de la Roja, pero estuvo flojo en los dos tantos "catrachos". La sorpresa fue la capitanía de Paulo Díaz, en desmedro de Claudio Bravo, quien pidió la vuelta de "Chelo" Díaz a la Selección.

Lo que ocurriera en el Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula podía ser un bodrio, pero la decisión de Reinaldo Rueda de darle la capitanía a Paulo Díaz en desmedro de Claudio Bravo, ya le puso pimienta al inicio del encuentre entre Honduras y Chile.

El defensor de River Plate, con poco más de 20 partidos en la Roja, es otro emblema del recambio, por lo que se ganó la confianza del adiestrador cafetero.

Ya en la cancha, la selección tomó el protagonismo desde el primer momento. Con Baeza, Aránguiz y Pinares dominando el mediocampo, el débil equipo "catracho" no hacía sombra.

Por eso la apertura de la cuenta fue un buen premio, a pesar de que no eran tantas las llegadas al pórtico local. ¿El goleador? Uno de los más impensados, Alfonso Parot, quien tras un córner de Meneses aprovechó un pivoteo de Diego Rubio y aguardó como el mejor de los "9" en el segundo palo para mandarla a guardar.

Cuando empezaba el segundo tiempo, apareció Claudio Bravo para cortar un peligroso centro rasante. Era la primera jugada peligrosa de los hondureños, un aviso de lo que sería la segunda mitad.

Es que Honduras fue otro

Cuatro cambios metió Fabián Coito y eso desdibujó al elenco chileno, lo que nunca fue resuelto por Reinaldo Rueda, que no movió las piezas.

Así, los locales se fueron encima con todo y un centro pasado encontró una feble marca de Parot que aprovechó Albert Elis, que en la boca del arco derrotó a Bravo.

Lo peor estaba por venir, pues un pelotazo largo otra vez pilló a Parot marcando de manera impresentable y dando la opción de que Honduras diera vuelta el marcador, luego de que Jonathan Rubio conectara un centro atrás y pusiera el 2-1 definitivo.

Al final, una agresión de Díaz por pechear a un hondureño le pudo costar la expulsión, aunque solamente le puso amarilla el juez costarricense Calderón. El que llegó a calmar los ánimos fue Claudio Bravo, en la postal de la noche.

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