Claudio Bravo se merece la reconciliación

Dos tapadas notables y un poco de suerte, demostraron que la jerarquía de Claudio Bravo se mantiene inalterable. El punto más bajo de Chile fue Ángelo Sagal y Diego Rubio aprovechó su oportunidad.

Combo y combo se fueron chilenos y argentinos en una nueva versión del llamado "nuevo" clásico de América. Y para que quedara claro que todo sería friccionado, el árbitro estadounidense, Jair Marrufo, entró con sobredosis de energética y a los seis minutos condicionó con amarilla a Charles Aránguiz (uno antes había amonestado a Leandro Paredes).

Entonces, ambas escuadras se dedicaron más a destruir el juego del rival que a construir su propia dinámica. De hecho, las oportunidades más claras corrieron por cuenta de los albiceleste: Paulo Dybala demostró a los 11' que la seguridad de Claudio Bravo no se reemplaza con nada y Giovani Lo Celso desvió una volea por centímetros a los 43'.

¿Algo de los nuestros? Poco. Alexis jugaba muy lejos del área rival, Eduardo Vargas nunca tocó el balón y sólo un arranque del "Príncipe" inquietó la portería rival a los 39'.

El cambio atinado

Uno de los puntos más bajos en la oncena de Reinaldo Rueda fue Ángelo Sagal. Otra vez. El delantero no aprovecha las innumerables oportunidades que le da el cafetero y fue reemplazado por Diego Rubio en el inicio del complemento.

Variación atinada, pues el hombre de la MLS yanki tuvo una clara a los 47' y le dio un impulso nuevo a los que fueron monarcas de América.

Y entonces llegó la más clara, Vargas se avivó en una falta a favor, ganó línea de fondo y su pase lo tomó César Pinares, quien estrelló la pelota en el vertical.

Jugada que se repitió a los 85', pero en el arco de Bravo. Martínez Quarta le ganó el cabezazo a todos en área chica y el travesaño vino en auxilio del capitán histórico.

Es que su retorno merecía un poco de suerte, porque si bien no portaba la jineta (la llevó Alexis), Bravo volvió a darle seguridad a nuestro pórtico y esa tapada a Lautaro Martínez a los 69' bien merece un perdonazo de Arturo Vidal y una reconciliación a lo grande.

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