“Cuando uno tiene momentos no tan buenos, hay que estar tranquilos, y cuando son muy buenos, hay que estar igual”, se defendió.
Leonardo Gil saltó al campo de juego en el minuto 68 en lugar de Vicente Pizarro. Entró junto a Marcos Bolados, que hizo lo propio por Carlos Palacios. Jorge Almirón probaba fórmulas para romper un cerco que se cerró todavía más después del gol que anotó sorpresivamente Felipe Reynero para los copiapinos, y en ese afán, el buen pie del “Colorado” parecía crucial para hallar espacios. Sin embargo, el volante no sólo no fue la solución que esperaba el DT argentino sino que, además, padeció la desaprobación de la grada, algo que de todos modos no es nuevo.
Más impreciso de lo habitual, finalizado el compromiso Gil atendió a la prensa para hablar de su cometido, y claro, del murmullo que lo acompaña de un tiempo a esta parte:
“No sé nada de las críticas, porque no leo, estoy con mi familia. Siempre he entrenado y he hecho lo mejor por el club”, se defendió de entrada.
Y a continuación ensayó un particular descargo: “Cuando uno pone la vara muy alta y se acostumbran a ver a Leo Gil hacer goles y asistencias, y ser de los mejores jugadores del torneo, es normal que pasen estas cosas”.
Es más, Gil comparó su situación con la de otra figura alba. “Con Carlos Palacios pasa igual, porque es un grandísimo jugador”, propuso. “Tuvo un rendimiento muy alto el año pasado y este año ha sido muy importante. Es una responsabilidad linda. Cuando uno tiene momentos no tan buenos, hay que estar tranquilos y cuando son muy buenos, hay que estar igual”.
Como sea, Colo Colo tropezó feo ante Deportes Copiapó y acabó la primera rueda —de momento— en el cuarto lugar de la tabla con 26 puntos, ocho victorias, dos empates y cinco derrotas, a seis puntos del líder Universidad de Chile.