Italia y Francia se habían ido a prórroga en la final del torneo en el 2006. El partido era tenso, trabado. Fue ahí cuando el defensa "azzurro" lanzó una frase que sacó de sus casillas a "Zizou". Han pasado 15 años desde ese momento.
Nadie entiende que pasa... o casi nadie.
Es de noche, 9 de julio del 2006: Italia y Francia empatan 1-1 en la finalísima del Mundial Alemania 2006. El partido está apretado, tenso, y ya llegó hasta prórroga.
De repente, ya en el minuto 108 del partido, toda la atención recae en un jugador que se revuelca en el piso, aparentemente de dolor. Sí, es el defensa italiano Marco Materazzi.
El árbitro argentino, Horacio Elizondo, detiene el encuentro y corre hacia el afectado. El réferi no sabe qué pasa. Pero parece que algunos jugadores vieron algo, porque el central Fabio Cannavaro discute con el delantero Thierry Henry, y el arquero Gianluigi Buffon sale de su arco para reclamarle a uno de los jueces asistentes.
Con la mano, el juez pide que entren los paramédicos a la cancha.
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Cannavaro increpa a Zidane desde la distancia.[/caption]
Los jugadores ya orbitan alrededor del juez y del jugador fulminado. Los italianos Daniele De Rossi y Alessandro Del Piero buscan respuestas, le hablan a Elizondo, quien parece distraído, confuso, sin saber qué hacer.
Son solo unos pocos los que lucen exaltados, los demás no saben qué hacer, porque casi nadie vio nada.
De pie, solidario, esté el capitán de Francia, Zinedine Zidane, quien no dice nada y está quieto, alejado de la escena. Cada tanto, se acomoda la jineta de su brazo izquierda, como si fuera la última vez que la fuera a cargar consigo. Y en efecto, el mediocampista anunció su retiro para cuando terminara el torneo.
Muchos aún no se enteran qué pasa, pero "Zizou" lo tiene claro.
Lo que le dijo Materazzi
Minutos atrás, el francés había tenido una ocasión de gol. Materazzi tenía la misión de controlar al crack francés, así que su compañero Genaro Gattuso le pidió que lo marcara bien, y el defensa no quería más reprimendas de su compañero.
Materazzi doblegó esfuerzos para marcar a Zidane. Y, en la siguiente jugada, el defensa agarró al rival de la polera.
—Mi camiseta te la daré después —le dijo "Zizou" al defensa.
Tras el forcejeo, el italiano le respondió:
—Prefiero a tu hermana.
Esas fueron sus palabras, las que marcaron la historia.
Mientras el defensa caminaba, el francés se alejó del rival con un trote para luego, como si hubiera querido agarrar vuelo, para agachar su calva cabeza y chantarle un feroz testazo en el pecho al rival, quien de inmediato cayó abatido sobre el pasto del Estadio Olímpico de Berlín.
Esa noche eso ya eran los protagonistas: el mediocampista había anotado el primer gol del partido vía penal (7'), y el zaguero había puesto el empate tras cabecear un córner (19').
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El mediocampista francés golpea al defensa italiano.[/caption]
La roja
De esa escena no se percata el juez Elizondo porque la pelota está en otro sector de la cancha; de hecho, él le pregunta a los dos guardalíneas.
Tampoco vieron nada.
Sin embargo, quien sí se da cuenta del todo es el cuarto árbitro, el español Luis Medina Cantalejo, que desde fuera de la cancha es el testigo clave.
—¡Yo lo he visto, yo lo he visto! —exclama por los intercomunicadores—, ¡terrible cabezazo del "10" de los blancos al de los azules!
Eso es todo, pero el español no sabe por qué, por qué todo escaló tanto. Y Elizondo tiene que tomar una decisión, y lo hace. Se dirige al borde la cancha, donde el guardalíneas Dario Garcia y, como una forma sutil de avisar lo que estaba a punto de hacer, le dice a su compañero, e quizá a sí mismo: "Faltan 10', no podemos estar desconcentrados".
De inmediato, Elizondo da media vuelta, corre hacia Zidane, se mete la mano a bolsillo y levanta la tarjeta roja. Los franceses no lo pueden creer: Florent Malouda, Willy Sagnol, David Trezeguet y Alou Diarra rodean al juez en busca de explicaciones.
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Elizondo le saca la roja a Zidane.[/caption]
Zidane también está ahí y, aunque reclama, parece ser el que está más tranquilo entre sus compañeros. En un momento se acerca por detrás del árbitro, que está anotando la decisión en su libretita, y le toca el hombro, haciendo que el réferi se sobresalte.
—No, no, tranquilo tranquilo —le a Elizondo el ídolo francés, quien habla perfecto español tras varias temporadas en el Real Madrid.
"¿Ustedes vieron lo que pasó antes?", le preguntó "Zizou", quien ya le avisó al juez que se iría del campo sin armar escándalo.
—Ninguno vio nada —le responde el árbitro—. ¿Qué fue lo que pasó?
Pero el crack francés no responde.
Da media vuelta y comienza a caminar hacia afuera del campo, en silencio. Mientras avanza, el que será elegido como el mejor jugador del torneo, se quita la jineta rumbo hacia los camarines. Pasa por el lado de la copa, que está esperando al ganador, pero él ni siquiera la mira, simplemente la deja atrás.
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Zidane se retira del campo.[/caption]
Revive acá el momento
https://youtu.be/5CkAdkCHBls
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