El carrilero diestro es apenas el último de un largo listado de futbolistas que ilusionaron con su vuelta, pero definitivamente no estuvieron a la altura.
Desde el 21 de junio de 2022, cuando Universidad Católica anunció a bombo y platillo un principio de acuerdo, hasta este miércoles, transcurrieron exactamente diez meses y veintiséis días. Eso fue lo que duró la estadía de Mauricio Isla en la tienda cruzada —¿y en el fútbol chileno?—. Con un recorrido que apenas unos pocos pueden presumir —Udinese, Juventus, Olympique de Marsella— el histórico carrilero diestro de La Roja abrochó su llegada procedente del Flamengo brasileño. A sus 34 años quería regresar al país, y aunque no es para nada un secreto que se reconoce hincha de la Universidad de Chile, aceptó una oferta superadora en lo económico del cuadro que lo formó.
Las expectativas, por supuesto, eran altísimas. A fin de cuentas, se confirmaba el retorno de una de las figuras que permitieron a nuestra selección ganar las Copas América de 2015 y 2016. “Es la vuelta al fútbol chileno más importante de los últimos 30 años”, arriesgó por entonces un panelista de un destacado programa deportivo. Mientras, en San Carlos se felicitaban unos a otros por el tremendo golpe que habían dado.
Pero diez meses y veintiséis días, 30 partidos, un gol y nueve asistencias después, el “Huaso” y los cruzados pusieron término anticipado al contrato, que en principio lo uniría al club por dos años y medio. Un final que ni el más pesimista se imaginaba. “La salida de Mauricio ha sido consensuada entre las partes”, detallaron desde el club mediante un comunicado, “y responde a razones estrictamente personales, manifestadas por el jugador, entre las que nos ha señalado su intención de dejar próximamente el país y emprender nuevos desafíos”.
Visto lo visto, la realidad dice que el aporte del experimentado lateral en estos casi once meses fue escaso. Defensivamente se le vio endeble, incapaz de aportar seguridad por su sector, y sus clásicas trepadas no le bastaron para convencer. Aun así, dejando a un lado su desempeño en cancha, lo que más preocupó al hincha fue su supuesta falta de compromiso. De hecho, en determinado momento de la campaña Ariel Holan resolvió sacarlo del equipo titular y, desde entonces, se rumoreaba un adiós precipitado. El colmo fue su comentado viaje a Colombia mientras sus compañeros disputaban el Clásico Universitario en Concepción. Expulsado la fecha anterior —roja directa frente a O’Higgins por un planchazo—, Isla optó por tomarse unas minivacaciones que fueron percibidas casi como una indisciplina.
Pronto debería haber mayor información sobre el futuro inmediato del “Huaso”. Colo Colo, que precisa de un especialista por derecha, no ha escondido el interés en sumarlo a sus filas. Él, de todos modos, aparentemente buscaría cerrar su carrera en el exterior. Sabe, por distintas cuestiones, su vuelta a Chile no fue como esperaba.
Otros regresos decepcionantes
El de Mauricio Isla, en todo caso, no es ni por asomo el primer retorno que devino en decepción. Curiosamente, la mayoría de los futbolistas que formaron parte de la Generación Dorada no estuvieron a la altura. Salvo el paso de Jean Beausejour por Colo Colo —porque en la “U” no fue capaz de replicar su rendimiento— o el de Edson Puch en la UC, son varios los que componen el listado.
Por ejemplo, Fabián Orellana. El “Poeta”, que llevaba quince temporadas en el fútbol español, llegó a Universidad Católica desde el Real Valladolid para afrontar la segunda rueda del torneo 2021. Pero nunca pudo asentarse en el once estelar. Ni Cristian Paulucci ni Ariel Holan pudieron sacarle rendimiento, y salvo un recordado clásico ante Colo Colo, reprobó. 31 partidos, apenas dos asistencias. Ni siquiera pudo marcar durante su paso por la precordillera.
Gonzalo Jara es otro. El histórico stopper por izquierda de La Roja, inamovible desde la era Bielsa, tras varios años en el extranjero quiso regresar para cumplir un sueño: vestir la camiseta de Universidad de Chile, el cuadro de sus amores. Y aunque es cierto que fue campeón en 2017 —el último título de los azules—, el recuerdo que dejó fue más bien para el olvido. Al defensor, que luego se paseó por Argentina, México, y hoy a sus 37 años deambula en el banquillo de Coquimbo Unido, todavía le recuerdan el baile que le dio Diego Buonanotte en un Clásico Universitario.
Colo Colo tampoco tuvo demasiada suerte: dos ídolos de la institución, como lo son Humberto Suazo y Matías Fernández —claves en la obtención del tetracampeonato de aquel recordado cuadro que dirigía Claudio Borghi, y por cierto protagonistas de La Roja con Marcelo Bielsa al frente—, tuvieron una vuelta complicada.
En el caso del artillero sanantonino, tras su auspicioso paso por el Monterrey mexicano, no pudo sostener el nivel en Macul. Ese Clausura 2015 se le percibió lento, pesado, sin la chispa que lo acompañó toda su carrera. Por si fuera poco, “Chupete” protagonizó una grave polémica con José Luis Sierra, entonces entrenador albo, que determinó su salida: Colo Colo lo acusó de un “incumplimiento grave” de las obligaciones de su contrato. Suazo respondió con una demanda por despido injustificado y acoso laboral previo. Triste desenlace.
El hombre venido del Planeta Gol, eso sí, se resiste al retiro. Con 42 años a cuestas, aún se las arregla para romper redes en la Primera B. Viste los colores de San Luis de Quillota, donde acumula siete tantos en doce presentaciones.
El “Mati”, en tanto, debe ser uno de los dolores más grandes que guarda el hincha colocolino. Luego de abandonar el Viejo Continente y repartirse un par de temporadas entre México y Colombia, el 14 de los blancos volvió a casa en 2020. Pero, por desgracia, ya no era el de antes. Las lesiones no le permitieron tener continuidad, y además, esa misma temporada el “Cacique” jugó la promoción. Sin cabida en la reestructuración de los albos, disputó dos campañas más en Deportes La Serena y hace unos meses anunció su retiro de la actividad.
Finalmente está Mauricio Pinilla, un caso bastante peculiar: el espigado delantero inició su tercera etapa como jugador de Universidad de Chile en julio de 2017, y de inmediato se transformó en figura del cuadro azul. Estuvo en el CDA un año, período en el que anotó 18 goles —entre otros a Colo Colo y la UC— repartidos en 32 partidos. Un saldo cuanto menos positivo, que sin embargo echó por la borda a mediados de 2018. Fue entonces que “Pinigol” anunció su salida con destino a Colón de Santa Fe, decisión que luego revirtió por algunos cambios en el contrato y sobrevino en una mediática contienda ante Azul Azul. Finalmente, la concesionaria, a través de Carlos Heller, anunció su desvinculación unos días después.
Pinilla, luego, perdió en todos los frentes. En tribunales, obligado además a cancelar los costos que implicó el juicio; en el aspecto deportivo, porque bajo ese escenario no pudo aceptar ninguna de las ofertas que le acercaron desde México, y también desde el plano emocional: los hinchas de la “U” no perdonan su salida.
“Pinigol” jugó sus últimas temporadas en Coquimbo Unido. En el norte, sin embargo, una lesión crónica en la rodilla derecha no lo dejó tranquilo, de modo que en febrero de 2021 decidió colgar los botines.
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