El representante argentino llegó a Chile el 2002, pero recién tres años más tarde se insertó en el mundo del fútbol. ¿La clave para su éxito? Alexis Sánchez. Desde que concretó su venta al Udinese, al igual que el de Tocopilla, su carrera se disparó. Sus éxitos, sin embargo, parecen ir a la par de las polémicas. Lo acusan de secuestrar las series menores e inclusive a algunos equipos, como la “U”. Ahora mismo, de propiciar el negocio de las casas de apuestas en el fútbol.
Con apenas 16 años Alexis Sánchez debutó oficialmente en el fútbol chileno. Lo hizo en la quinta fecha del Torneo de Apertura 2005, cuando ingresó por Daniel Pérez a falta de unos veinte minutos para que culminara el compromiso que enfrentaba a Cobreloa, su equipo, y Deportes Temuco. El poco tiempo no fue excusa: de entrada mostró sus atributos, destellos del repertorio que unos meses antes llamó la atención de Nelson Acosta y que, más pronto que tarde, le permitieron allanar un camino que aquí sólo unos pocos pudieron transitar. El periodista calameño Jaime Cortés resumió su debut con un apodo que ahora pesa: “Niño Maravilla”. Un mes más tarde se estrenó en Copa Libertadores contra el campeón vigente, Once Caldas, y al cabo de un año, había afinado la puntería: 9 goles en 12 partidos le convirtieron en uno de los delanteros más apetecidos de la competencia local. Parece prematuro, pero a esas alturas uno ya podía adivinar su destino.
Eso sí, había un problema no menor: Sánchez cobraba apenas 90 mil pesos cada fin de mes. Entonces, Fernando Felicevich, representante argentino que recién daba sus primeros pasos en el mundo del fútbol, vio en él una oportunidad. Arturo Norambuena, exdelantero de La Roja que había compartido plantel con Alexis en Cobreloa, era uno de sus pocos amigos en el ambiente y propició el encuentro. Felicevich viajó a Tocopilla y le comentó sus intenciones a la madre del “Niño Maravilla”. Al poco andar consiguió que ella le firmara un permiso de salida del país y gestionó un traspaso al Udinese italiano.
En Calama reclamaron. Mientras ellos recibieron unos 750 mil dólares por el pase de una de sus joyitas, probablemente la más importante de su historia, veían cómo este misterioso argentino embolsó cerca de 1,4 millones de la moneda verde por comisión. Hubo inclusive una demanda de la FIFA: en la línea de tiempo, su primer gran golpe y, claro, su primera polémica.
Desde entonces, cada tanto, el nombre de Fernando Felicevich protagoniza reportajes, denuncias y durísimas acusaciones: por su supuesta influencia en las selecciones menores, críticas a su fórmula para captar los talentos desde temprana edad, o por ser el dueño entre las sombras de clubes como Huachipato, Deportes La Serena o más recientemente la Universidad de Chile. En las últimas horas, por ser el vínculo entre las casas de apuestas y varios clubes nacionales. En resumidas cuentas, por construir su imperio a costa del fútbol chileno.
—Eso me jode bastante —dijo el representante, habitualmente reacio a los medios, en una de las pocas entrevistas que ha concedido, a La Tercera en 2019—. A mí me costó mucho, estudié mucho, hice de todo, trabajo desde los 15 años y voy a cumplir 50. Cuando hablan de imperio y de manejar el fútbol y esas cosas, me duele mucho, porque se pone el resultado de todo ese esfuerzo en duda.
***
Dicen que en algún momento, en la cabeza de Fernando Felicevich, casi como si se tratara de un sueño pendiente o tal vez una meta demasiado ambiciosa, estaba instalado el ser reconocido como el agente de futbolistas más importante del mundo. Competir de tú a tú a Jorge Mendes, al recientemente fallecido Mino Raiola o a la agencia Mondial Sport Management: una utopía. Pero en 2016 Forbes lo ubicó sexto en ese apartado, con ganancias sobre los US$ 22 millones anuales, acaso alimentando la ilusión. Dos años más tarde, en la misma revista apareció en el puesto 39, como único argentino entre los primeros 50, de modo que lo perfilaron prácticamente todos los medios de ese país. Querían saber quién era y cómo hizo para manejar tales números.
La respuesta, obvia a estas alturas, es el fútbol. Pero lo llamativo es que la primera pasión del representante no fue el denominado deporte rey sino otro, que también goza de cierta popularidad en Argentina: el rugby. En San Nicolás, su ciudad natal, ubicada al extremo norte de la Provincia de Buenos Aires, Felicevich dedicó años de su vida a correr detrás de la ovalada. Sin embargo, empujado por las escasas chances de vivir de ello, se desarrolló en el mundo bancario. Mientras, culminaba sus estudios de publicidad.
En 2002 finalmente recaló en Chile. Producto de la crisis argentina desatada un año antes, como tantos otros cruzó la cordillera en busca de nuevas oportunidades. Aquí trabajó, por ejemplo, en la empresa Mccann Ericsson, red global de agencias publicitarias, su plataforma de despegue. Aunque tres años más tarde lo dejaría para dar el salto inesperado. Pablo Lenci, recordado defensa central trasandino que hizo prácticamente toda su carrera en nuestro país, con notables pasos por Coquimbo Unido y Universidad Católica entre otros, dejó en manos de Felicevich el último contrato de su carrera, el 2005, en Santiago Wanderers. Sorprendido por el sueldo que negoció, el exfutbolista le recomendó que siguiera y le presentó a otros futbolistas de su época.
Al poco andar, armó una sociedad con el exjugador uruguayo Pablo Tallarico —primer agente FIFA en Chile, representante de Pablo Contreras entre otros valores— y juntos confeccionaron la empresa Vibra Marketing Deportivo S.A. Lo cierto es que la relación se quebró años más tarde, precisamente cuando el argentino negoció a Alexis Sánchez. El uruguayo le reclamó haberlo dejado fuera del negocio. Hubo una disputa legal que se cerró, en buenos términos, el 2010. Tallarico abandonó el mundo de la representación, pero Felicevich recién comenzaba.
De hecho, tras manejar los destinos del “Niño Maravilla” se convirtió en el empresario más importante del balompié local. Sumó a su escudería a figuras como Claudio Borghi, Arturo Vidal, Humberto Suazo, Charles Aránguiz, Felipe Gutiérrez y Gary Medel, algunos protagonistas de los mejores años que vivió la selección chilena en su historia. Para eso, dicen, fue clave su trato. En sus casi dos décadas como representante, se suele destacar un aparente estilo jovial y la cercanía que mantiene con sus clientes. No son pocas veces las que se ha dicho que Alexis lo percibe casi como un padre.
En 2019, un reportaje de La Tercera le puso cifra a su influencia: 261 jugadores de entre 14 y 38 años, repartidos en clubes de 18 países. Una cartera que, según estimaciones del momento, superaba los US$ 197 millones. En ese sentido, Asesorías Twenty Two SpA, firma que controla en un 99% Felicevich y que tiene presencia también en Argentina y Perú, promete cobrar solo por las transferencias. El éxito de sus representados es su mayor vitrina: “Los jugadores jóvenes ven sus resultados y se quieren ir con él. Casi no necesita salir a buscarlos”, decía por aquel entonces el exgerente deportivo de la “U” y Colo Colo Sabino Aguad.
En el mundo Felicevich, sin embargo, a la par de un sinnúmero de aciertos, las polémicas están a la orden del día. Probablemente la que más le persigue a día de hoy es esa que lo vincula a la Universidad de Chile, uno de los gigantes del fútbol criollo:
“Sin que se note, Twenty Two, la empresa de representación de Fernando Felicevich, reclutó en septiembre una decena de juveniles de la U, a la vez que lograba que uno de su corral, Sebastián Miranda, renunciara como ayudante técnico de la selección Sub 20 y asumiera la Sub 21 de los azules”, denunciaba el pasado octubre Juan Cristóbal Guarello en una columna.
Luego, remató: “Es un secreto a voces que Felicevich, quien maneja a más de la mitad de la selección chilena hace una década, es una pieza clave en la venta de Azul Azul. En la ANFP están más que preocupados”.
El último episodio que alimentó esas versiones es que la empresa productora del argentino, Vibra Marketing, acercó a los azules la casa de apuestas Betano, que en la presente temporada oficia como mainsponsor en su indumentaria. El pasado sábado 16 de abril, en el segundo lapso del cotejo que enfrentó a la “U” y Palestino en el Estadio Santa Laura, los hinchas azules se manifestaron. Apareció un vistoso lienzo con la siguiente leyenda:
—Felicevich, devuelve el club.
***
“¿Quién me quiere cagar? Es un grupo de periodistas muy chico que viene construyendo una historia que pasó un límite”, se desahogó Fernando Felicevich la última semana de abril, en conversación con el podcast de Jorge Gómez Pelotazo al vacío.
Sin embargo, este martes su nombre nuevamente apareció involucrado en una polémica. En concreto, Ciper presentó un extenso reportaje que revela todos los vínculos que guarda el representante con casas de apuestas online, así como su incidencia en la posterior firma de estas compañías con algunos de los clubes del fútbol chileno. El mercado de apuestas, de hecho, asume un rol protagónico, si se toma en cuenta que 15 de los 16 equipos que compiten en la Primera División lucen sus logos en uniformes, o como publicidad en los estadios.
Según precisó el medio, Vibra Marketing SpA se llama la empresa que crearon Fernando Felicevich y su socio, Enrique González Ledesma, en enero de 2016. El agente argentino, sin embargo, es el hombre ancla, con un 99% de las acciones a su haber. Y a través de ella, es que las casas de apuestas negocian los contratos de publicidad con los diferentes elencos. Como dato, también mencionan que ninguna de estas firmas tienen su casa matriz en Chile.
Universidad de Chile y Colo Colo, los dos cuadros más grandes del país, bastan para graficar este escenario. Los azules reconocieron a Ciper que Vibra los ayudó a acercar posiciones para que finalmente Betano sea su principal patrocinador. Mientras, los albos vienen de cerrar el pasado mes de junio el contrato más lucrativo en la historia del fútbol chileno: US$ 3 millones cada 12 meses, por dos años. Desde la próxima temporada, sus camisetas exhibirán como mainsponsor a Coolbet.
Para efectos del reportaje, otros clubes, como Huachipato, Curicó Unido y Palestino, confirmaron que la empresa de Felicevich fue fundamental en la negociación con las firmas de apuestas. En tanto, Colo Colo, Universidad Católica, Deportes La Serena y Deportes Puerto Montt —que Vibra menciona como clientes en su página web— optaron por no atender a la consulta.
El pasado 12 de julio, las autoridades, que no veían con buenos ojos el avance de este negocio en el deporte nacional, aprobaron de manera unánime un proyecto de ley que pretende prohibir la publicidad de casas de apuestas online, en diversos acontecimientos deportivos presenciales. La iniciativa fue presentada por una serie de diputados del país, encabezados por Marco Antonio Sulantay (UDI), y se votó en la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputadas y Diputados.
“Se considera que estas empresas no cuentan con regulación en nuestro país y que la actividad que publicitan puede tener un efecto negativo en los espectadores de espectáculos deportivos (...); el éxito comercial de las casas de apuestas online, ha tenido repercusión en nuestro país, pues equipos de fútbol nacionales hoy en día son auspiciados por este tipo de empresas que operan en nuestro país sin ningún tipo de regulación y generan una gran cantidad de ganancias en el mercado nacional”, es parte del contenido del proyecto.
Desatada la controversia, algunas horas después de la publicación, habló el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), Pablo Milad:
“Lo de Felicevich, sabíamos que era representante de algunas casas de apuestas y es una negociación privada con los clubes. A través de los estatutos delimitaremos cierta participación de los representantes en el fútbol, aunque no contempla la presencia en agencias que representan a casas de apuestas”.
Para el representante del ente rector, “esto es la diversidad del fútbol, cada club es responsable de los contratos que firma”. Además, sostuvo, que las casas de apuestas “son un soporte económico significativo, no fundamental, recordando que esta es una actividad deficitaria y restar de un día para otro, resta los apoyos para el fútbol formativo y femenino”.
Finalmente, argumentó: “En gran parte del mundo existen las casas de apuestas y la FIFA no lo prohíbe. Lo que sí, hay un control de los resultados respecto a la canalización de apuestas, hay revisión en caso de amaños. Queremos que se regularice, no podemos decir que es algo ilegal si no está regularizado”.
En resumidas cuentas, el nombre de Felicevich nuevamente atraviesa al fútbol chileno. Y aunque, con el paso del tiempo, se siguen presentando pruebas acerca de sus negocios, él se defiende. Es más, hace un tiempo, producto de las denuncias que lo posicionaban como dueño de Azul Azul, propuso lo siguiente:
—¿Sabes qué me gustaría, como pasó en el caso de los árbitros? Que viniera alguien y me dijera ‘Señor Felicevich, vamos a investigar si usted es dueño de la U. Deme su teléfono, su mail, su oficina, sus carpetas que yo voy a investigar en todos lados’. Me encantaría que pase eso.
Más tarde, lamentó:
—Cuando decidí dedicarme a esto, lo último que quise es ser personaje público.