El deportista pasó más de un año tras las rejas, y en su primer día en libertad aprovechó de hacer algunas compras.
Esta semana Dani Alves dejó la cárcel luego de pasar más de un año tras las rejas. El futbolista no puso un pie fuera de la prisión durante el proceso judicial en su contra, pero luego de ser condenado a cuatro años y seis meses por violación en una disco de Barcelona, se le concedió la libertad previsional.
Para acceder a este beneficio el ex defensa del Barca tuvo que desembolsar un millón de euros, y sus primeras horas fuera del recinto penal, el brasileño ha preferido mantenerse en silencio al igual que su pareja Joana Sanz.
Luego de dejar la prisión de Brians 2 de Cataluña, Alves viajó hasta su casa en Barcelona, donde un comité de bienvenida compuesto por reporteros lo esperaba para sacarle algunas palabras. En compañía de su abogada, el zaguero ingresó en su domicilio sin pronunciar ninguna palabra.
Mientras los medios esperaban por algunas declaraciones, un inesperado encargo llegó hasta la puerta de la casa: un ramo de flores. Los periodistas acreditaron que el obsequio no era para Dani, sino que tenía como remitente a Joana Sanz, quien no se encontraba en el lugar.
Pero no fue lo único que llegó a la casa, ya que minutos más tarde un repartidor entregó una bolsa con hamburguesas. Por ahora el ex jugador de Brasil no se ha referido a la relación que mantiene con su esposa, ya que en estos meses ella se ha mostrado sin saber muy bien qué hacer, si debe apoyarlo o debe darle la espalda, aunque en sus redes sociales no se ha mostrado contenta por la salida de su esposo de la cárcel.