El volante danés, que hace un año debió parar por un colapso sobre el campo de juego, se comprometió por tres temporadas con los Diablos Rojos.
Era junio de 2021, primer partido de Dinamarca en la Eurocopa contra un rival accesible en el papel como Finlandia, en Copenhague, frente a su gente. Pero el encuentro, que tenía todos los condimentos para ser una fiesta, acabó en pesadilla: cuando terminaba el primer tiempo, Christian Eriksen se desplomó sobre el gramado.
El volante danés, una de las figuras del seleccionado local, entonces compañero de Alexis y Vidal en el Inter de Milán, sufrió un colapso que casi le costó la vida. Todavía están frescas las imágenes de sus compañeros, algunos llorando, rodeándolo para evitar que las cámaras captaran a los médicos realizando las labores de reanimación.
Finalmente Eriksen, por suerte, pudo continuar. Su futuro sobre el campo de juego, eso sí, no estaba del todo claro. Se habló de un retiro prematuro, de que el colapso fue apenas una señal, que estaba poniendo en juego su vida. “Le dije a mi mujer que me retiraría... pero que no le sorprendiese si cambiaba de opinión”, comentó.
Y cambió de opinión. Recurrió a un desfibrilador (DAI) aun sabiendo que el aparato no le permitiría seguir compitiendo en la Serie A. De modo que abandonó el Inter de Milán de manera consensuada y se sentó a escuchar ofertas.
El Brentford, entonces, le abrió las puertas. Un equipo modesto, considerando la trayectoria del danés, que había destacado en el Tottenham o en el Ajax anteriormente.
Como sea, en la Premier tuvo un renacer y 11 partidos le bastaron para refrendar su calidad: un gol, cuatro asistencias y un rendimiento que hoy, a un año de la tragedia, le permitieron volver a la élite.
Según recogió Marca, Eriksen es el nuevo fichaje del Manchester United. El primero de la era Ten Hag. Firmó por tres temporadas y promete ser el jugador que le cambie la cara a un equipo que quiere retomar el sitial que le corresponde tanto en el ámbito local como a nivel internacional.