“Me sentía impotente, cuando llegué allí (...); no pude dormir nada porque iba a ser interrogado cada 30 minutos, básicamente”, puntualizó el serbio sobre su estancia en Australia.
Este martes, tal y como había anunciado hace unos días, Novak Djokovic rompió el silencio. En una extensa entrevista que concedió a la BBC, el número uno del ranking mundial sorprendió a todos tras mantenerse firme en su posición y rechazar la vacuna contra el coronavirus. Dijo, de hecho, estar dispuesto a “pagar el precio” de no poder asistir a Roland Garros o Wimbledon, pero que el principio de decidir sobre su cuerpo es más importante.
Eso sí, ese fue apenas el adelanto. Con el paso de las horas han aparecido más declaraciones del tenista serbio, que en enero protagonizó la que es, hasta ahora, la polémica del año luego de ser deportado de Australia, perdiendo la chance de disputar el primer grande de la temporada.
Al respecto, Nole señaló que “estuve libre durante cuatro días y estuve entrenando, pero no fueron días normales de entrenamiento que tendría antes de competir en un Grand Slam. Tuve helicópteros sobrevolando sobre mí en cada sesión de entrenamiento que tuve en la Rod Laver Arena. Cámaras por todos lados. Y también, mis colegas de profesión, me hicieron mucho daño”.
“Sentí esa energía y esas miradas de mis compañeros y gente que estaban en las instalaciones tenísticas, y obviamente, yo entiendo que ellos tienen una percepción que estaba basada en lo que habían visto desde los medios de comunicación”, añadió más tarde.
Luego entregó más detalles acerca de sus días más polémicos en Australia: “Me sentía impotente, cuando llegué allí, no me estaba permitido usar el teléfono durante tres horas. No pude dormir nada porque iba a ser interrogado cada 30 minutos, básicamente. Tuve muchos interrogatorios, empezaban, luego se detenían, después tenía que esperar a la persona que tenía que hablar con sus superiores. Luego al tiempo volvía. Fue durante una noche entera. La visa fue reestablecida, después revocada, luego reestablecida y más tarde revocada de nuevo”.
Después, consultado sobre la final del certamen, que significó el Gran Slam número 21 en el palmarés de Rafael Nadal, superándole, Djokovic sostuvo que “me fue muy difícil verla. Yo era muy neutral, no iba a animar a nadie porque yo deseaba muchísimo estar allí. Pero fui animado por diversas circunstancias”.
“Mi esposa estaba animando a Medvedev, mi hijo animando a Rafa y por cada punto que hacía, se ponía a saltar alrededor”, precisó.
Y finalmente entregó más detalles acerca del fanatismo que siente su hijo por el manacorí:
“Me preguntó hace unos días qué dónde iba a ser el próximo torneo que iba a jugar Rafa Nadal y en el que yo también estuviera. Le dije que ojalá que pronto, pero le pregunté que por qué me lo decía. Me respondió: ‘que deseaba mucho conseguir una foto con Rafa’”.