El main event de la vitrina de los inmortales se llenó de históricos para hacerlo algo inolvidable.
“La historia ha hecho historia”, escribió anoche Triple H en su cuenta de Twitter apenas unos minutos después de que acabara la cuadragésima edición de Wrestlemania. En efecto, con un final conmovedor como pocos, Cody Rhodes completó el sueño americano de su padre Dusty y se coronó campeón mundial de la promoción, poniéndole punto final a los 1.316 días de reinado de Roman Reigns.
El main event de la velada lo tuvo todo: la estipulación Bloodline rules —concedida por la victoria de Reigns y The Rock veinticuatro horas antes— propició las intervenciones de Jimmy Uso y Solo Sikoa para impedir el triunfo de Rhodes las veces que fueran necesarias. Sin embargo, para emparejar la cancha, primero fue Jey Uso quien se las arregló para librarse de su hermano gemelo, y más tarde, cuando todo parecía perdido, el mismísimo John Cena concretó su regreso.
El dieciséis veces campeón mundial confrontó a Solo Sikoa, con quien atravesó una mesa de comentaristas, y de paso atacó a Roman Reigns con su ya célebre “Ajuste de actitud”. Pero los heels aún conservaban una carta bajo la manga, y entonces llegó el turno de The Rock.
Como hace ya más de una década, cuando protagonizaron los eventos estelares de Wrestlemania 28 y 29, el Campeón del Pueblo y Cena quedaron cara a cara en el centro del ring. El rapero mayor buscó romper el hielo, pero The Rock leyó sus intenciones y contrarrestó con un “Abismo rocalloso”. Después de esto, la ventaja parecía definitiva para Bloodline, no había quién pudiera frenarlos. O eso pensábamos. De pronto, el clásico “gong” desató el delirio en la arena de Philadelphia y, entre los gritos, las luces se apagaron. A su regreso, Undertaker apareció detrás de The Rock y lo sacó de la contienda con una “Garra contralona”.
Con el camino despejado, Rhodes completó su historia. Míralo a continuación: