El argentino le dio el sí a Iñaki Arechabaleta, uno de los candidatos a presidir el Athletic de Bilbao. Su condición, como otras veces a lo largo de su carrera, fue esa: trabajar con alguien de confianza. Así las cosas, su regreso a la banca dependerá de lo que suceda el próximo viernes.
“Es una responsabilidad muy grande dirigir a un equipo como el Athletic, y más aún para mí, que ya estuve allí y sé de qué se trata”.
Con esas palabras, Marcelo Bielsa, mucho más delgado y con el pelo muy corto, confirmó que el próximo viernes, de ganar las elecciones a la presidencia Iñaki Arechabaleta, se convertirá en el nuevo entrenador del Athletic Club de Bilbao, cuadro que dirigió por dos temporadas, entre 2011 y 2013, y con el que alcanzó dos finales: la Copa del Rey y la Europa League. Aunque ambas las perdió, el argentino dejó un buen sabor de boca en su paso por el País Vasco. Por eso lo fue a buscar Arechabaleta.
“Tras comunicarme el interés, a mediados de marzo, quise hacer las evaluaciones para ver si era la persona adecuada. En marzo y abril fui viendo el equipo, jugaba bien, me gustaba. Entendía que lo mejor para el Athletic era que el entrenador que lo estaba dirigiendo continuara, porque veía que el proyecto no estaba acabado, tenía margen de crecimiento y desarrollo”, explicó después el “Loco”, en un video de una hora y diez minutos que grabó desde Argentina.
“La respuesta que me dio Iñaki (Arechabaleta) era que iban a esperar la posición que asumiera Marcelino y, una vez que se decidiera, volveríamos a hablar. Hasta que terminó la Liga, no había tomado una decisión y, tras el posicionamiento de Marcelino, pensé en dar una respuesta positiva”, completó. Los motivos de Bielsa son claros: cree disponer de un plantel “comparable al equipo de hace diez años”, con “mayor cantidad de futbolistas” y que podría alcanzar “una versión de lo que logré con aquella plantilla”.
Pero claro, el eventual regreso de Bielsa al ruedo depende de algo no menos importante: de la victoria de Iñaki Arechabaleta. Es decir, una vez más el futuro laboral del “Loco” obedece al acontecer político. Así como le pasó en nuestro país, cuando los primeros días de febrero de 2011 anunció en conferencia de prensa que no continuaría al mando de La Roja, como consecuencia de la llegada de Sergio Jadue al poder. El argentino no concebía la idea de trabajar con él o con Jorge Segovia, quien originalmente se presentaría al cargo en la ANFP.
“Sergio Jadue actuó para que yo entendiera que no debía confiar en él”, justificó en aquella oportunidad Bielsa, quien había llegado a nuestro país en 2007 como el gran as bajo la manga de Harold Mayne-Nicholls.
Un escenario que se ha repetido en varias ocasiones a lo largo de la carrera del querido DT trasandino: cuando no cree tener el respaldo que necesita un proyecto como el que él propone, muchas veces sin resultados inmediatos, prefiere dar un paso al costado. Le pasó en México, en Vélez Sarsfield cuando se peleó con los referentes del plantel, en la Lazio —cuadro que abandonó a dos días de haber asumido, luego de constatar que la dirigencia no había traído, ni traería, a ninguno de los refuerzos que había solicitado—, y en Marsella, donde renunció como respuesta a la medida que pretendía recortar en un 10% el sueldo a sus colaboradores.
Siempre se dice que existe una clase de jugadores que necesita confianza, ser mimados por sus entrenadores, para poder rendir de la manera más óptima en la cancha. Bielsa requiere de eso mismo, de confianza recíproca con su empleador, para llevar a cabo su trabajo. Por eso, suele elegir sus proyectos y las personas con las que trabaja. Una situación, sobre todo en la actualidad, cada vez más atípica en el mundo del fútbol. ¿Volverá el “Loco”? El viernes se sabrá.