El exguardameta, que al igual que Campos sufrió un grave accidente, pidió que “el (mundo del) fútbol esté presente y que no lo olvide”, porque “a mí me llegó el finiquito a la clínica de Puerto Montt”.
Penúltimo domingo de julio de 2005. Javier Di Gregorio, arquero, veintiocho años, bronce olímpico en Sídney 2000, viajaba a bordo de un bus junto al resto de la delegación de Deportes Puerto Montt. Los llevaban de regreso desde Talca después de jugar su partido contra Rangers, cuando de pronto ocurrió: a la altura de Collipulli, fueron embestidos desde atrás por un vehículo mayor de idénticas características. Caprichos del destino. A Patricio Neira, quien estaba a su lado, no le pasó nada, pero él no corrió con la misma suerte: “Quedé atrapado”, recuerda, “me atraparon los fierros y se me rompió la pierna entera”. No exagera el relato. Fracturas múltiples amenazaron con acabar prematuramente su carrera. Estuvo prácticamente dos años en recuperación antes de siquiera pensar en volver. Pero “me reinserté”, “jugué tres años” y “seguí con mi vida”.
Después de esto, de seguro pocos entienden tanto a Cristóbal Campos como Di Gregorio. De ahí que ayer, tan pronto se supo del grave accidente que sufrió el arquero de San Antonio Unido, desde Radio ADN tomaran contacto con el exfutbolista.
“Lo importante es que está bien, con vida y que su familia esté tranquila que va a salir adelante. Lo más importante es que él está con vida”, insistió de entrada Di Gregorio.
A continuación, consultado por algún consejo para el formado en la “U”, apuntó que “más que un consejo, le diría que esa fortaleza mental que tiene, la tiene que multiplicar por veinte, independiente de lo que le digan los médicos”. “En muchos momentos podrá sentir que el mundo se le acaba, pero lo importante es la compañía que pueda tener”. En eso fue categórico. “A mí me hizo mucho más fuerte la compañía que tuve, ya que el fútbol y el club donde jugaba me dejó botado, en la cama del hospital. Los dirigentes no aparecieron nunca. A mí me llegó el finiquito a la clínica de Puerto Montt”.
Por lo mismo, Di Gregorio exigió ayuda para Campos: “Yo tenía veintiocho años cuando tuve el accidente. Son cosas que se te vienen a la memoria y obviamente es duro. Después de lo que pasó hoy inevitablemente viene el recuerdo. Yo estoy sano, me pude recuperar después de mucho tiempo, pero lo más importante es que el fútbol apoye al jugador y su familia. Hay gente que hay que contener”.
“El sindicato nunca se hizo presente cuando yo tuve el accidente, pero hoy las cosas son distintas con un sindicato más presente. Espero que con Cristóbal no actúen igual y se preocupen de él, que el fútbol esté presente y que no lo olvide. El morbo de la noticia durará una semana, pero la recuperación de él será en uno o dos años”, completó.