Luego de que la dupla Sa-Za se luciera en el Mundial de Francia 98’, los delanteros se midieron en la Serie A.
Cuando habían transcurrido apenas un par de meses desde que se terminó el Mundial de Francia 1998, en donde Marcelo Salas e Iván Zamorano comandaron a La Roja hasta los octavos de final del torneo, los chilenos se reencontraban en la cancha, pero esta vez desde la otra vereda. Ese 17 de octubre los goleadores de la selección se enfrentaron en Italia, dejando una de los partidos más emblemáticos dentro del deporte nacional.
En un momento en que la dupla Sa-Za generaba revuelo, los máximos referentes del país se midieron en un duelo que terminó en una fiesta de goles. Por un lado estaba el Matador, quien fichó por la Lazio en febrero de ese año tras su exitoso paso por River Plate, pero tuvo que esperar hasta después de la cita mundialista para tener su debut, por lo que llegó con el currículum de haber marcado cuatro tantos: dos a Italia, uno a Austria y uno a Brasil.
Por otro lado estaba Zamorano, quien ya llevaba un par de años encargándose de los goles en el Inter de Milán, club donde firmó luego de romperla en el Real Madrid. Esa fue la primera vez que dos chilenos se enfrentaban en la Serie A, donde los representantes de La Roja estaban rodeados de estrellas, como Gianluca Pagliuca, Diego Simeone y Javier Zanetti por el lado neroazzurro, mientras que los de Roma contaban con cracks como Pavel Nedved, Sinisa Mihajlovic, Matías Almeyda y Roberto Mancini.
Final agridulce
En cuanto comenzó el partido, Salas se hizo presente y mostró su calidad de goleador, marcando antes de los dos minutos de partido, cuando tras un tiro libre aprovechó un rebote y metió el balón dentro de la red.
Sin embargo, su gran rendimiento en los primeros 10′ minutos de juego se vieron interrumpidos por una fuerte entrada del defensa Francesco Colonnese, quien tras una barrida dejó al jugador nacional tendido en el pasto. Aunque el juego continuó y Salas hizo lo posible por reincorporarse al partido, se mantuvo solo un par de minutos dentro del terreno de juego y pidió el cambio, en su relevo entró el suizo Guerino Gottardi.
Desde la banca, el Matador vio con hielo en el pie como una asistencia de Zamorano y un remate de Aron Winter igualaba el partido, y hacía cumplir la ley del ex. El gol del Inter desencadenó una lluvia de goles que terminó dejando como vencedores a los de Roma, quienes se impusieron por 5 a 3 en el marcador final.
Zamorano fue clave en el ataque del equipo nerazzurri, dando pases claves, pero sin poder marcar. Un final agridulce para los chilenos: Salas se fue con muleta pero feliz por su gol y la victoria de su equipo, considerado uno de los mejores planteles de su historia, mientras que el 1+8 del Inter mostró un gran desempeño pero se fue con las manos vacías.