El querido “Gordo” explicó en detalle cómo hacía de las suyas. Goleador adentro y afuera.
Deben ser realmente pocos los delanteros, centrodelanteros, aficionados al gol que no admiren a Ronaldo —no Cristiano, que también, pero aquí hablamos de O Fenômeno—, que no revisen al detalle sus cuatrocientos y pico anotaciones (ya sea en Cruzeiro, PSV Eindhoven, Barcelona, Inter de Milán, Real Madrid, Milan, Corinthians o Brasil) y traten de imitarlo o de sacar algo en limpio. Considerado el mejor “nueve” de la historia precisamente por los mejores, el asunto con el brasileño, sin embargo, es que salir por las noches le gustaba tanto como convertir.
Y ahora que las cosas ya dan un poco igual, Ronaldo habló de eso en el podcast Charla. Por supuesto también habló de todo lo demás, goles, lesiones, su estado físico, incluso alguna anécdota de un carísimo vino que le bebió un compañero, pero algo que asombraba era su capacidad para irse de fiesta y presentarse igualmente en los entrenamientos.
“Estuve en todas”, pareció sacar pecho R9, antes de revelar su inaudito modus operandi. “Iba a entrenar el lunes por la mañana, a las diez de la mañana, jugué el sábado y luego me fui a París. Pasé el domingo en París y por la noche fui a la fiesta. A las siete de la mañana cogí el avión para Madrid, llegué a las nueve de la mañana con entrenamiento a las diez. Esto lo hice muchas veces”.
Por si no hubiera quedado lo suficientemente claro, Ronaldo hizo el favor: “En la ciudad en la que juegas, o haces una fiesta en casa o firmas tu muerte. Entonces me diversifiqué, viajé. Siempre he sido de organizar fiestas, estructurar cosas de alto nivel. Siempre he tenido cuidado de hacer felices a todos”.
En pocas palabras, crack dentro y fuera de la cancha.