El lateral de Ñublense, Bernardo Cerezo, ha tenido una de las mejores temporadas de su carrera.
Bernardo Cerezo, lateral que surgió de las inferiores de Universidad de Chile, tras sumar pasos por varios clubes del campeonato local hoy es una de las figuras del sorprendente Ñublense de Chillán. Sin ir más lejos, el pasado domingo, fue pieza angular en la goleada que le propinó “La longaniza mecánica” a la Universidad Católica por 4 a 0, marcando uno de los tantos y siempre generando peligro por su sector.
Cerezo, sin embargo, para llegar a este presente, tuvo que atravesar un camino lleno de espinas. Por ejemplo, cuando era muy pequeño fue parte de un accidente en el que fallecieron su padre y su hermano. Eso contó en una entrevista con Las Últimas Noticias:
“Cuando yo tenía cinco años. Yo también estaba en el accidente, íbamos cuatro en un camión, acompañamos a mi papá a dejar unos mariscos a Antofagasta y de vuelta pasó el accidente”, relató.
“Esa es mi fortaleza para seguir adelante. La vida no es fácil y todos los obstáculos trato de sobrepasarlos con eso. Siento que esos dos angelitos que me cuidan de arriba se metieron en mí y yo soy como tres personas en una”, añadió rápidamente.
Y completó: “Creo que por eso soy así, mi personalidad es más dura. Siento que es normal entregarlo todo en la cancha”.
De hecho, sobre su personalidad, algo más dura, Cerezo confesó que “salí de mi casa a los 14 años y tampoco vi a mi mamá tanto. Desde esa edad que siempre fui alguien como más solitario, aprendí a vivir solo en las pensiones e iba a ver a mi familia una o dos veces al año”.