El tenista español restó importancia al incidente, mientras que el serbio se siente incómodo con la falta de privacidad.
Los entrenamientos del tenista Novak Djokovic habrían sido espiados en la antesala de la semifinal del torneo de Wimbledon.
El acusado es ni más ni menos que Carlos Alcaraz, el padre del tenista número uno del mundo y quien actualmente es el principal rival del serbio.
Mientras Alcaraz minimizó la acusación, planteando que su padre es solo un aficionado al tenis y que los videos del serbio están en múltiples plataformas, Djokovic expresó su molestia y afirmó que la falta de privacidad en los entrenamientos puede afectar los resultados en futuros enfrentamientos.
“El hecho es que no estás completamente relajado en el entrenamiento porque sabes que tus rivales también están ahí”, dijo Djokovic. “Todo el mundo está mirando por encima de tu hombro lo que está pasando y en lo que estás trabajando. Me gustaría tener privacidad y no la tengo”, recalcó el jugador.
El espionaje de prácticas no es un hecho aislado en el deporte de élite. Basta recordar que Marcelo Bielsa ha recibido dardos y uno de sus exclubes, el Leeds United, terminó siendo sancionado por el espionaje que sufrió el Derby Country en la antesala de un partido durante 2019.
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