Con la victoria en primera ronda en Roland Garros, el chileno consiguió su 14º triunfo sobre arcilla y espera superar su mejor participación en un Grand Slam.
En este 2020 de infausto recuerdo para el mundo por la pandemia del covid-19, el tenista chileno Cristian Garín vive su mejor temporada, aunque atípica, en tierra batida, superficie sobre la que se encamina a superar su techo personal en Roland Garros.
Después de derrotar este martes al alemán Philipp Kohlschreiber (6-4, 4-6, 6-1, 6-4) en su estreno sobre el polvo de ladrillo de la capital francesa, Garín se clasificó a la segunda ronda del Grand Slam francés, igualando de paso su mejor clasificación en un torneo 'grande'.
En París ya había superado la primera ronda en 2019, y después lo hizo en dos ocasiones en el US Open, y en otra en Australia, aunque en ninguna de ellas logró dar un paso más.
Ahora, la 19ª raqueta del mundo y 20º cabeza de serie de Roland Garros se medirá el jueves con el australiano Marc Polmans, 122º del mundo, quien derrotó al francés Ugo Humbert, en busca de hacer historia metiéndose por primera entre los 32 mejores de un Grand Slam.
Y parte como favorito para lograrlo. "Al próximo rival no lo conozco mucho, no lo pude ver jugar, mañana toca analizarlo. Si está en segunda ronda de un Grand Slam es porque está en un buen momento. Será un partido muy duro y habrá que jugar al 100%", apuntó Garín.
Llegar más lejos de lo que había llegado nunca en un Grand Slam supone una motivación extra para un tenista que este año se alzó con los títulos sobre la tierra batida de Córdoba y de Rio de Janeiro.
"Creo que hay que respetar a todos los rivales (...) Obviamente sería un sueño seguir avanzando, pero hay que estar tranquilo y con el objetivo claro de la siguiente ronda", afirmó.
De los mejores en arcilla
No en vano los números acreditan al tenista de Santiago de 24 años como uno de los mejores del curso sobre arcilla, con 14 victorias y 3 derrotas.
Lejos queda en el tiempo el inicio del 2020, cuando la humanidad aún era ajena a la pandemia que aguardaba a la vuelta de marzo, cuando Garín contó por victorias sus 10 primeros partidos.
Ya después del confinamiento, el croata Borna Coric cortó en seco su progresión en primera ronda de Roma, pero demostró poco después en Hamburgo que sus triunfos a comienzo de año no fueron fruto de la casualidad. Tuvo que ser el N.6 del mundo, el griego Stefanos Tsitsipas el que le privase de la disputa de una nueva final en la ciudad alemana.
"Este año es una lástima que por todo lo que pasó no pude jugar algunos Marsters 1000", lamentó el tenista de Santiago. "Pero creo que he mejorado mucho, estoy siendo muy regular, muy parejo con mis golpes, he jugado muchos partidos muy largos, he ganado en esta superficie y eso me ha dado mucha confianza", reconoce.
Garín se sabe especialmente observado en este inicio del torneo parisino, pero no es algo que parezca hacerle sentir bajo presión.
"Yo creo que por cómo se ha dado este año creo que obviamente sí (me siento más mirado), pero yo estoy muy tranquilo, sé que lo puedo hacer bien", aseveró.
El jueves parte como favorito para dar un paso más en su carrera, y hacer aún más inolvidable el 2020.