"Colo Colo te quedó grande". Eso es lo que decía el lienzo que pedía la salida del técnico Pablo Guede en Quillota. Frase que caló hondo en el argentino, pues siempre creyó que con el Cacique alcanzaría la gloria internacional. Por lo mismo, el lunes pasado estuvo todo el día pensando cómo revertir los malos resultados obtenidos en el Torneo Nacional y en la Copa Libertadores.
Tras darle vuelta a varias ideas, el trasandino encontró inspiración en un suceso que es característico en el Monumental: el murmullo que produce el público cuando los locales no pueden doblegar a su rival.
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"Pablo cree que esa presión pone nervioso a sus dirigidos, más aún en la Copa", cuentan desde adentro del Monumental.
Pero no es el único factor que, según el "profe", influye en los malos resultados que han tenido en la competencia continental.
Llevar más de 10 años sin pasar la fase de grupos es considerada por Guede como "una presión extra" para el plantel, y aunque intentó por todos los medios descomprimir el ambiente, no habría logrado su objetivo.
"Algunos de sus dirigidos le hicieron saber que hay una maldición sobre ellos", agregan en Macul. Y aquí fue cuando el hombre más cuestionado de la Ruca encendió las alarmas.
Es que el dueño del buzo blanco es un cabalero por excelencia, y si fue capaz de plantar ruda en el estadio o usar el mismo terno por varios compromisos, no podía dejar de exorcizar la mencionada palabra. Claro que esta vez no lo haría de manera "mística", pues habló con el patrón de ByN, Aníbal Mosa, para contratar un sicólogo deportivo.
La idea es que el profesional ayude a los deportistas a superar los estigmas con los que cargan y saber que este es un nuevo proceso. Además, les enseñaría a manejar la tensión que se genera en la Ruca, en los instantes en que no van ganando o deben dar vuelta un resultado.
Claro que el trabajo del sicólogo comenzaría después del Superclásico, porque del resultado depende la continuidad del bonaerense.
Todo indica que tras la rebelión liderada por Julio Barroso y el rechazo que provoca en los seguidores albos, el adiestrador pondrá su cargo a disposición si cae derrotado en el partido más importante del fútbol chileno. Dimisión que esta vez no será frenada ni por los dirigentes ni por sus "regalones".