Luego de que el 2017 quedara habilitado por el TAS para volver a ligarse al fútbol, Mayne-Nicholls está pensando en postularse a la presidencia de la ANFP, donde nuevamente chocaría contra quienes lo sacaron de Quilín: los tres clubes grandes de Chile.
Los corazones futboleros de los chilenos laten aceleradamente cuando les hablan de Harold Mayne-Nicholls. El período que comandó la ANFP, con Marcelo Bielsa en la banca de la Roja, se asocia a sonrisas por la pasión que llevó a la hinchada.
Ese golazo que se mandó desde la testera de Quilín, donde asumió en 2007, no fue al azar. Es un hombre de fútbol, que siempre estuvo ligado a la actividad, desde que empezó a ejercer como periodista deportivo en diversos diarios de circulación nacional.
El gran salto lo daría en 1991, cuando fue jefe de prensa de la Copa América que ese año se realizó en Chile. Ese cargo le dio la oportunidad de conocer mucha gente importante, lo que finalmente lo llevaría a trabajar en la FIFA en 1993.
La dedicación por su trabajo y el empeño para mejorar todas las aristas de este deporte, elevaron a Harold enel ente de Zurich. Así es como participó en múltiples eventos como coordinador, para que todo saliera impecable.
A pesar de toda la corrupción que salpicó a los grandes dirigentes del fútbol mundial, el antofagastino se logró mantener al margen. Eso hasta que en julio de 2015, mientras presidía su fundación Ganamos Todos acá en Chile, fue sancionado por la Comisión de Ética de la FIFA con una inhabilitación de siete años de toda actividad ligada al fútbol, nacional o internacional, por haber infringido normas mientras era líder de la comisión evaluadora de los mundiales de 2018 y 2022.
Harold apeló. En abril de 2016 la Comisión de Apelación de la FIFA redujo de siete a tres años la sanción. Pena que luego fue rebajada aún más por el TAS el 2017, debido a que no se demostró que incumpliera el artículo 20 del Código Ético de la FIFA, que se refiere al ofrecimiento y aceptación de regalos y otros beneficios. Así, luego de dos años en que sólo se dedicó a la fundación, quedó nuevamente habilitado para volver a cualquier cargo en el fútbol.
Quizás por lo mismo es que ahora piensa en retornar como presidente de la ANFP. En noviembre habrán elecciones, y ya empiezan a muñequear desde los clubes para optar por el personaje más idóneo.
Ese será el gran problema para Mayne-Nicholls. Los mismos que lo sacaron el 2011 de Quilín por temas económicos, los tres clubes grandes de Chile (Colo Colo, la U y la Católica), están cocinando un candidato para comandar su bloque. También asoma el oficialismo, donde si bien la candidatura de Arturo Salah no es segura, alguno de sus vasallos del directorio continuaría su legado. Una dura tarea para Harold, quien en todo caso sabe lo que es pelear contra perros gigantes.