El histórico día que Mario Salas vio pasar en "mute"

El "Comandante" confesó que no escuchaba nada cuando jugaba los Superclásicos y explicó por qué el gesto de Marcelo Espina es inmortal.

Jugó seis de los nueve posibles. No marcó ni un gol, pero estuvo presente en varios Superclásicos históricos. Hablamos de Mario Salas, quien defendió la camiseta de los albos entre 1996 y 1998 y posee un registro particular: ganó dos, empató dos y perdió dos.

"Viví cosas gratas y otras no tanto, por lo que espero que este fin de semana sea feliz", soltó el "Comandante" en la previa de su primer derbi como entrenador del Cacique.

Y es cierta su reflexión, porque en su estreno cayó derrotado por la mínima. Y si bien luego se vengó con un 2-0, fue en la Copa Chile de ese año donde se vivieron los momentos más recordados por los hinchas noventeros.

El primero de ellos lo ganaron los azules por 3-2 en la Ruca (gol de Traverso al minuto 100) y trascendió por la pelea que tuvieron Fernando Vergara con Sergio Vargas. Sin embargo, lo mejor estaba por venir.

El 26 de noviembre de 1996, el Eterno clasifica a la final con pepas de Ivo Basay (penal a los 5') y de Marcelo Espina (71'). El mismo que celebra corriendo por la pista de recortán con su camiseta hecha bandera, gracias al emblema del córner.

"La verdad es que esas cosas tienen valor después del resultado. Si no ganábamos, el gesto pasaba a la historia sin tanta resonancia, lo que más nos importaba era clasificar a la final de la Copa Chile", rememoró el adiestrador.

Pero esa es otra historia (le ganaron el desenlace a Rangers), puesto que lo más relevante de los recuerdos del estratega es que cada uno de los duelos los vivió como si se hubiesen disputado con el estadio vacío.

"Me acuerdo de una cosa en especial: para esos partidos, los niveles de concentración eran tan alto -lo cual te dabas cuenta después, cuando veías las imágenes- que vivías el partido en silencio. Los gritos de la hinchada, incluso los de la banca, eran imperceptibles", confesó Salas.

Y acto seguido, concluyó que "veías a la gente, pero era como ponerle mute. Sólo te enfocabas en la cancha. Es como cuando veo fútbol en la televisión, la silencio y me concentro sólo en lo que pienso".

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