No hay duda que habrá un antes y un después de Río de Janeiro, no sólo para el flacuchento Nicolás Jarry, sino que para todo el tenis guachaca y republicano.
Es que después de que llegó a las semifinalaes del ATP 500 carioca, el "Jirafo" no sólo trepó a su mejor ranking (73°), sino que la confianza le alcanzó para debutar con más garra en el Abierto de Sao Paulo, donde en otra época habría tenido cachaza y despedida.
Más cansado que el modisto de Di Mondo y con evidentes dolores en la espalda, el actual top one de Chile se estrenó frente al serbio Dusan Lajovic (91°) y, gracias al temple que antes no se le conocía, sobrevivió a la segunda ronda.
En dos largas y duras horas de misiles de un lado para el otro de la red, Jarry se impuso por 6-4, 1-6 y 7-5 en un partido caballuno y a ratos masoquista, al punto que tuvo que ser atendido por el doctor del campeonato al inicio de la segunda manga.
Sin embargo, y con el espinizo en la mano, el "Príncipe" pudo sacar adelante la batalla hasta llegar al set definitivo.
Números azules
Gracias al despegue del pescado de metro 98 de la familia Fillol, el tenis nacional puede cachotenearse esta semana con números que no veíamos hace casi mucho rato.
Sólo para que se haga una idea, Jarry este calendario ha ganado 7 compromisos, lo que es casi el doble de lo que consiguió el deporte blanco patrio entre el 2012 y el 2017, donde en un lustro apenas se cosecharon cuatro victorias.
La racha del "Jirafo" también le sirvió para igualar la campaña decente del 2012 de Fernando González, que fue el último en ganar tres partidos al hilo en el torneos ATP, o sea, de nivel.
En cuanto a su cuenta personal, Jarry por pasar la primera ronda en Sao Paulo cosechó 20 puntos y 5 millones y medio de pesos.