"Donde hay adversidad, yo quiero ir. ¡Yo quiero estar!". Con esa frase, Julio Alberto Barroso definió su filosofía de vida en la web oficial de Colo Colo el 2016.
Dos años después, el central es consecuente con sus palabras y hoy lidera la revolución del camarín albo contra los malos resultados deportivos.
Fue el único que no participó de la foto grupal que frenó la renuncia del técnico Pablo Guede, y dos días después encendió las redes sociales con una frase pronunciada por Marcelo Bielsa.
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Pero para entender la lucha de este argentino de nacimiento y chileno por elección, hay que remontarse a épocas más oscuras. El campeón del mundo con la Sub 20 trasandina (2005) lleva la revolución en la sangre, pues su padre -Julio- fue un opositor a la dictadura de Jorge Rafael Videla y torturado por defender su ideal político. "Si tengo que poner un ídolo en mi carrera, ese es mi papá. Es la persona que mostró valentía en la época dura, que le ponía el pecho a todas las situaciones", confesó el defensa.
Contra la corriente
Y siguiendo este ejemplo, es que en el 2010 decidió irse de Boca Juniors para no jugar más de lateral y volver a ser ese central que Bielsa citó como sparring de la selección trasandina el 2003.
"No se puede poner, como se dice en Argentina, el comedor en el baño. Está claro, no va a ser lo mismo. Por ahí queda un poquito bien, pero no va a lucir", sentenció. Y fue así como fichó por Ñublense (2010) e inició una nueva "guerrilla" en su existencia: expresó públicamente su devoción a Cristo, cuando en ese momento la fe no era fuerte entre los peloteros.
"La simpleza de ser cristiano es un estilo de vida, no es una religión. Las religiones son las que arruinan al ser humano porque se someten a preceptos y normas que no le permiten disfrutar", definió el "Almirante".
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Y su credo lo llevó a Rancagua, donde sale campeón con O'Higgins el 2013 y salta al Popular "para ganarlo todo", como comentó. No obstante, las cosas con el entrenador José Luis Sierra no salieron tan bien como lo esperaba.
Cuando todos respetaban el código de camarín, que impide criticar al "profe" en público, Barroso le puso la lápida al proceso del "Coto". "En el fútbol, el diez por ciento es suerte, milagro o Dios, como cada uno quiera llamarlo, y el noventa por ciento es trabajo. En este tiempo ya exprimimos ese diez por ciento y cuando necesitamos lo otro, no lo tuvimos", detalló tras caer ante Palestino por 3-1.
Sinceridad que tuvo dos años antes para denunciar el bajo nivel del arbitraje chileno y que lo convirtió en un meme famoso, donde su apeliido luce el mote de "Lloroso".
Por eso hoy no es extraño que se enfrente a los otros líderes del camarín albo y "trague veneno", porque Julio está acostumbrado nadar contra la corriente. Y hasta ahora nunca se ha dejado arrastrar.