Equipo que olvida a sus referentes, no merece ser campeón. Y eso lo saben en Colo Colo. Porque aunque más de algún ídolo no es bien visto en la Ruca por disparar contra ByN o criticar a Pablo Guede, si no pregúntenle a Marcelo Barticciotto o a Leonel Herrera, la concesionaria ayer tuvo un gesto notable con Jorge Toro.
El hombre que vistió la camiseta de Chile en el Mundial que organizamos en 1962 y dio tres vueltas olímpicas con los albos (la Copa Chile de 1958 y los torneos nacionales de 1960 y 1973), compartió el entrenamiento del primer equipo y abrazó a uno de sus regalones: Jorge Valdivia.
Encuentro emotivo, pues hay que recordar que Toro lucha contra una leucemia hace seis años y hasta el viernes pasado estuvo internado en el Hospital Sótero del Río, donde se sometió a una tercera quimioterapia para darle pelea a la maldita enfermedad.
Por lo mismo, todos los presentes en Macul se emocionaron al ver cómo este hombre de 78 años caminó tranquilamente por todas las dependencias del "David Arellano" y saludó uno a uno a los integrantes del plantel que podría conseguir la estrella 32 este domingo (debe ganarle a Curicó y esperar un empate entre Unión y Audax, y que los azules no le ganen a la U. de Concepción).
"Un verdadero perro"
No obstante, tal como le contábamos, el encuentro entre el "Mago" y don Jorge fue el punto alto de la jornada. Es que el "10" del Cacique no olvida que Toro lo acompañó en sus primeros pasos en el Popular y lo aconsejó para que se convirtiera en el talentoso volante que es hoy.
Es más, el marido de la "Carecuica" siempre se ha mostrado dispuesto a ayudar a su "maestro" en todo lo que puede y fue el único que lo invitó al "búnker" de la Roja, cuando los Bicampeones la rompían en todo el mundo y aún no quedaban fuera del Mundial de Rusia.
Por eso, cuando se encontraron, se fundieron en un gesto de cariño y el hombre de la varita lo arengó al estilo Bonini. "¿Cómo está profesor?", le preguntó el enganche y ante la humilde respuesta del veterano, lo arengó: "Usted está bien, está como siempre: una máquina, está como nosotros, ¡máquina! Perro... ¡un verdadero perro!".
Palabras que fueron celebradas por el portero Agustín Orión y el patrón de la sociedad anónima, Aníbal Mosa, los cuales fueron testigos privilegiados de la "cumbre" de talentosos.