“Las cosas no se están haciendo bien y lo veníamos haciendo bien. ¡Basta de represalias!”, sostuvo uno de los representantes de los árbitros, Cristián Droguett.
La determinación que tomó la tarde de este martes el Sindicato de Árbitros del fútbol chileno era, como se dice, la crónica de una muerte anunciada, más si se tienen en cuenta los episodios que se fueron sumando en las últimas horas: además del aparente respaldo de la cúpula directiva del balompié local al jefe de los jueces, Javier Castrilli, la decisión del argentino de despedir a once colegiados, propició esta paralización de las actividades.
Recordemos, el trasandino, que en su momento era reconocido como “Juez de Hierro”, decidió cesar de sus funciones a Julio Bascuñán, Cristian Garay, Nicolás Gamboa y Piero Maza, además de Felipe Jara, Alejandro Molina, Claudio Urrutia, Felipe Jerez, Héctor Jona, Franco Arrué y Constanza Salinas.
Este “Estado de reflexión”, como lo denominaron los referís, obtuvo una victoria contundente: de 156 presentes, 102 votaron a favor y 54 se abstuvieron. Es decir, no hubo nadie que se opusiera a la medida.
“La propuesta es clara: los tres miembros fuera de la comisión (Javier Castrilli, Osvaldo Talamilla y Braulio Arenas), se reintegran a los que despidieron y nos sentamos a conversar. Las cosas no se están haciendo bien y lo veníamos haciendo bien. ¡Basta de represalias!”, justificó la decisión uno de los representantes de la mesa negociadora de los colegiados, el juez Cristián Droguett, apenas culminada la asamblea programada.
“De los árbitros extranjeros no nos consta, árbitros uruguayos nos apoyaron, no estamos haciendo mal las cosas. Lo mismo el sindicato de futbolistas. Espero que esto llegue a buen puerto”, agregó más tarde.
Este miércoles se espera que se retomen las negociaciones, pero no se prevén nada fáciles después de que los jueces fijaron su postura.
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