En el remozado Nicolás Chahuán, el conjunto cementero tuvo su estreno internacional frente al Chapecoense. La igualdad en blanco, al menos, dejó la llave abierta para la revancha en Brasil por la Copa Sudamericana.
La primera vez dicen que es la que más gusta, pero también asusta. Y una mezcla de ese mandamiento se vivió anoche en el remozado Nicolás Chahuán.
Justo con estadio nuevo, La Calera escribió su estreno en un torneo internacional, que fue a todas luces de gala porque también sirvió para abrir la presente edición de la Copa Sudamericana. ¡Qué mejor!
Pero el rival aportó su propio bautismo. Es que Chapecoense también vivió un estreno, al jugar por primera vez en una cancha de pasto sintético.
O sea, como dijo el "Bichi" Borghi a través de la pantalla "HD" del CDF, que debutó en las lides de las transmisiones internacionales, "fue un partido atractivo, porque hubo puros estrenos: de estadio, jugadores y hasta de técnico".
En ese contexto, Unión La Calera se paró en su remozada cancha en un escenario que tuvo de todo hasta antes del pitazo inicial. Con amenazas de bombas por parte de sus hinchas, debido a la modificación sufrida en el escudo del equipo cementero, se temió incluso una posible suspensión en la previa.
Pero nada de eso pasó. La familia calerana se volcó a la cancha para ver un buen espectáculo y el equipo local no defraudó. Al menos en las ganas, ya que fue el protagonista en todo momento del partido.
En su calidad de dueño de casa, el cuadro adiestrado por Francisco Meneghini se fue con todo en arco rival para intentar abrir la cuenta, pero Chapecoense desde el primer minuto esperó atrás, intentando el error del rival y esperando alguna contra.
"Lo importante es que no nos hicieron goles. En este tipo de torneos eso es vital", admitió Pablo Alvarado, figura del local en la zaga.
El duelo de revancha se jugará el 19 de febrero.