El Toby Vega la definió “la mejor periodista en la parte deportiva” —y también “muy entretenida”—; ella, extenista y uno de los principales rostros de TNT Sports, sin embargo, prefiere tomárselo con calma. En días ajetreados, por Santiago 2023 y todos sus proyectos, Vero Bianchi hizo un espacio para contarnos la firme.
“Esto no me lo voy a olvidar más —le decía Verónica Bianchi el martes sobre el mediodía a los micrófonos de TNT Sports—, me imagino que se lo voy a contar a mis hijos, a mis nietos, a todos”.
En tanto aquí, unas líneas más abajo, concluirá que ése ha sido probablemente el sumun de su —todavía corta— carrera en los medios.
Esa mañana la periodista fue designada, junto a Manuel De Tezanos Pinto, para trasladar la Antorcha Panamericana por algunos metros, allí en el Parque Metropolitano. Una responsabilidad que al rato devino en reflexión: Verónica se convenció que el trayecto portando la llama acaso resumía su historia, su esfuerzo, las decisiones a las que se sometió desde muy joven. Era una especie de recompensa.
De seguro, recordó cuando doce años atrás le comunicó a sus padres sus intenciones de regresar a Chile, país que había cambiado por Argentina a los seis. Aunque se trataba de una elección estratégica, bastante pensada, era también una apuesta: nada le aseguraba que recién titulada como periodista deportiva se le abrirían las puertas aquí. O tal vez rebobinó un poco más, cuando en 2007 se debatió entre perseguir una carrera profesional como tenista y los estudios. Digamos, un par de decisiones que hubieran modificado drásticamente todo lo que vino después.
De todos modos, su llegada sencilla no fue. Bianchi proyectaba que en nuestro país, entonces casi sin mujeres en el apartado deportivo, la esperaba una oportunidad. Pero eso tomó su tiempo: en un principio —suele contar en sus entrevistas— no pudo hacer demasiado. Ahora, con el paso de los años asegura que todas las experiencias previas propiciaron su posición actual. Pero lo que es seguro es que en el camino también sobrevino alguna inseguridad. “No me veía en cámara, pensaba que era por algo mío, que era mala”, le dirá al diario pop.
Con el poco tiempo que cuenta a disposición por estos días —entre el inicio de los Juegos Panamericanos, el ejercicio, su vida detrás de las cámaras, Todos somos técnicos y MediaPunta, tal vez sus espacios predilectos— Verónica Bianchi se sentó a conversar unos minutos con La Cuarta para explicar cómo se cierra el círculo. Su década en la televisión, el éxito de TST y el shippeo con Dani Arrieta, la importancia de la familia, las redes sociales y algún sueño que involucra a Marcelo Bielsa.
La firme con Vero Bianchi
Toda la vida he estado ligada al deporte y no me imagino sin él. Siempre tuve la habilidad. Entonces, cuando uno es bueno en algo cuando chico, obviamente te va a gustar. Yo destacaba en el jardín, en el barrio, en Punta Arenas. Se me hacía fácil: aprendí rápido a andar en bicicleta, jugaba fútbol, hice gimnasia también. Y en el momento de tomar una disciplina, mis papás me metieron a un club en la ciudad de Río Gallegos, en Argentina. Me metieron como para hacer algo en la tarde, como para que conozca gente. Pero claro, agarré una raqueta y el profesor les dijo oye, tiene talento, que empiece a venir ahora. Yo tenía siete años y ahí empecé la vida de club, que lamentablemente aquí en Chile no es la misma que en Argentina, y que se ha perdido con los años. Yo creo que eso me marcó. Iba al club todos los días, aunque fuera o no a tenis. Teníamos una mesa de ping pong y jugábamos ahí, a veces nos quedábamos a dormir. La vida de club y el amor por el deporte hizo que yo conociera a mucha gente, que pudiera viajar y eso fue lo que me enamoró.
Fui tenista profesional el 2007, jugué un par de Futuros en Argentina. Ya estudiaba periodismo, entonces era difícil compaginar. Tenía que faltar a clases, trataba de jugar los torneos ahí en Buenos Aires o cerca de Buenos Aires, y claro, estaba agotada. Jugaba también por la universidad. Entrenaba ahí tenis en la noche; en la tarde por el club, jugaba en GEBA, y en las mañanas estudiaba periodismo deportivo. Terminé teniendo esa vida unos ocho meses, y después dije no, mejor me voy a dedicar a estudiar.
Yo creo que era buena... pero no sé si tanto para estar dentro de las 50 del mundo, por decirte. Siendo bien honesta, creo que no, que no hubiese llegado. Entonces preferí tirarme por el camino del periodismo. Consideré, en ese momento, 17 o 18 años, que era un poco más seguro. En realidad no sé si es tan seguro, jajajá, pero me ha resultado bien. Estoy contenta con lo que hago. Estudié licenciatura en periodismo con orientación en deportes, en la Universidad de Palermo, y nada, feliz de mi decisión. Tenis juego cuando tengo tiempo libre.
Me decían La Bombardera, jajajá. Decían que tenía un drive, una derecha parecida a la de Fernando González, y a mí me marcó mucho... bueno, te conté, nací en Punta Arenas pero me fui a los seis años a vivir a Argentina, y me marcó mucho la gran época del tenis chileno. Porque yo estando allá, mi gran ídolo era Marcelo Ríos, que llegó a ser número uno del mundo. Una locura lo que hicieron años después Fernando González y Nico Massú. Entonces, yo iba al club y todos me decían ah, sos chilena como el “Chino” Ríos, y yo... ¡un orgullo! Algo que nunca había sentido, porque los argentinos siempre nos ganaron en el deporte. Entonces, ser superiores a ellos y que me relacionaran con eso, para mí, era increíble. Me sentía bacán por ser chilena. Esa época fue muy importante, porque yo tenía diez, once, doce, trece años.
Yo me compraba la misma ropa que el “Chino” Ríos. Qué vergüenza contarlo, jajajá... pero mis papás me compraban las poleras del “Chino”. Las Nike, ¡que me quedaban gigantes! Eran manga corta y me quedaban manga larga, me quedaban como vestido. Yo usaba el gorro pa’ atrás, me creía el “Chino” Ríos.
Por un trabajo de mi papá nos fuimos a Argentina. En principio por un tiempo corto... nunca pasó eso, porque mis papás siguen viviendo allá. Mi hermano también está allá. Y yo me vine sola cuando terminé la universidad, porque me había ido a los seis años y mi sueño siempre fue vivir en mi país, volver a mi país. Entonces, terminé la universidad y dije ésta es la oportunidad. Vine a trabajar, pero no conocía a nadie en Santiago, llegué a dejar currículum a todos los medios y empecé como una especie de práctica en TVN, en el Zoom deportivo.
De Argentina me traería la pasión por el deporte desde que naces. Y también la vida de club. Creo que eso nos falta mucho en Chile. Más allá del talento, si se nace o se hace, qué sé yo, acá falta pasión por el deporte desde que uno nace. Y eso lo tienen los argentinos, yo se los envidio mucho, y lo tienen los uruguayos. Acá el deporte se lo inculcan a los niños quizás ya más grandes, o por un interés propio. Pero cuando tú vives en un sector donde cada veinte cuadras tienes un club deportivo, lo vas a ver como natural, y te vas a criar con el deporte como parte de la vida. Me gustaría traerme eso.
Hay gente que me dice que todavía tengo acento argentino. Claramente lo tuve mucho más pegado que ahora, se me ha ido con los años. Pero nunca hablé como argentina. En mi casa, de hecho, mis papás hablan como chilenos y llevan más de veinte años viviendo allá.
Llamo a mi mamá, te diría, cinco o seis veces al día. Yo soy súper familiera, soy súper regalona de mi mamá y de mi papá. De mi hermano chico, como le digo yo, pero que tiene 21 años. Y mi hermano mayor está en Punta Arenas. Yo soy la única mujer y soy muy apegada a mis papás. O sea, sé todo lo que hacen, hasta qué están comiendo. Todo. Y ellos están muy pendientes también de si necesito algo, por qué estoy sola, etc. Por ejemplo, ahora, para los Panamericanos, vino a acompañarme mi hermano menor, que hace teletrabajo, y el fin de semana llega mi mamá, para ayudarme con la casa, con los perros, con las comidas. Porque estaré a full estas semanas y no puedo sola. Pero bueno, ésa es la conexión que tenemos. De estar cuando ellos lo necesitan, y ellos están cuando los necesito.
Mis papás me entregaron todo. Yo siento que soy una persona con carácter, con personalidad, pero también sensible gracias a mis papás. Y me considero una buena persona, también, gracias a ellos.
Cuando les planteé a mis papás que me quería venir, les encantó la idea que volviera a Chile. Y yo les dije en ese año, 2011, no hay mujeres en el periodismo deportivo chileno. A todo esto, esa visualización la hice joven, tenía 22 años, y dije ¿por qué no hay nadie en Chile? Voy a ir a probar qué pasa. Y claro, no fue fácil el inicio, pero mis papás me apoyaron. Me dijeron que era una buena idea, que sería... no sé si la primera, ha habido antes históricamente, pero en ese momento no había mujeres en el periodismo deportivo. Me fui ganando un espacio y ellos están súper orgullosos de mí. Están felices de cada cosa que hago, son mis fans número uno.
Me gustaba mucho el trabajo de periodista deportiva, pero no me veía en cámara. Pensaba que era por algo mío, que era mala. Eso me pasó los primeros dos años. Pero en realidad nunca había tenido la oportunidad. Entonces, a medida que se me fue dando esa oportunidad, que fue principalmente en CDO, justo para Santiago 2014, los Odesur, ahí me empecé a soltar. Y dije no lo hago tan mal, quizás, puede ser... pero no me volvía loca la tele, la pantalla. Me gustaba la producción, me encanta editar, hacer notas, reportajes. Entonces me fui formando por ese lado y después se fue dando que apareció la posibilidad de estar en pantalla, y varios consideraban que lo hacía relativamente bien, así que llevo más de diez años.
No siento que haya un punto de quiebre en mi carrera: todas las etapas fueron importantes. Incluso la práctica en TVN, en donde no hice mucho, pero me acerqué a lo que iba a hacer después. Estuve en un programa histórico, como el Zoom deportivo, de hecho estuve en los últimos meses. Pero CDO sí fue muy importante, porque al ser un canal chico, de cable, tenías que hacer de todo. Aprendí muchas disciplinas, que las había estudiado en la universidad pero que no conocía tanto, me tocó hacer los Odesur... y claro, aprendí a locutar, a hacer un móvil, a conducir. Primero programas grabados, después en vivo. Entonces, la escuela de estar en un canal más chico fue muy importante. Justamente ahí me vieron en CDF y me llamaron para conducir noticias. Ahora es TNT Sports y es un canal gigante, pero cuando yo llegué en 2014 no era así: la edición de noticias era muy cortita, dos veces al día, había pocos periodistas, pocos posproductores, igual había que hacer de todo. Llegaba a las nueve de la mañana y me iba a las nueve de la noche. Siento que todas esas horas fueron la mejor práctica que pude tener. Por eso te digo que no hay un lugar puntual, sino todas las etapas han servido.
Siento que me gané mi espacio no por ser mujer. Y me parece a mí que también hay chicos acá que se han ganado su espacio no por ser hombres. Creo que va por una cuestión más de capacidades. De hecho, estuve conduciendo nueve años el noticiero más importante del canal. Siempre he tenido mi espacio pero por una cuestión de que me he esforzado y que me lo merezco en realidad. Me han dado las oportunidades y las he aprovechado. Nunca sentí que por ser mujer o por ser hombre había más o menos oportunidades. Es mi situación, sé que en otros casos ha sido diferente. Pero en mi situación nunca sentí una diferencia por género.
Ha habido una evolución y eso es lo más importante. Cuando llegué, no había mujeres en el periodismo deportivo. Por eso me vine a Chile: sentí que había un camino más liberado, pero no sabía por qué no había mujeres. Y claro, tuvo que avanzar la sociedad, la mentalidad también de muchos medios, pero hoy en día está lleno de mujeres y creo que así tiene que ser. A mí no me gusta mucho hablar de eso, de géneros; da lo mismo el género, es una cuestión de capacidades. Y claramente hay muchas chicas capaces, por eso en medios escritos, televisión y radios hay muchas mujeres y lo hacen muy bien.
TST es un fenómeno en la televisión chilena. Entiendo que es el programa más visto del cable, y eso es por algo... La idea es muy buena, los protagonistas tras pantalla son muy buenos y los protagonistas en pantalla son muy buenos. Al final, es un equipo lo que hace que sea exitoso. ¿Por qué yo lo defino como un camarín? Porque hay exfutbolistas, algunos que se creen futbolistas, otros que les hubiese gustado ser futbolistas, pero la magia del programa es la buena onda.
Ha habido roces en pantalla, pensamientos dispares, pero se termina el programa y queda ahí. Y de verdad queda ahí, no te estoy dando un discurso por quedar bien. Es así. O sea, la buena onda que se ve, que tú ves a través de la pantalla, es la que existe realmente. Entonces, siento que en Chile no tenemos tanta costumbre de ver una televisión real y esto es real. Ésa es la magia del programa, básicamente.
Yo también a veces me paso con las tallas. Por eso te digo que da lo mismo el género. Hay tal confianza y tanta buena onda, que a veces uno se olvida que está en cámara, eso pasa. Igual nos han llegado retos, pero muy pocos. Y claro, hay un límite... y a veces se nos olvidan. Pero yo lo paso súper bien, soy muy transparente en pantalla, como soy fuera de la pantalla, todos somos iguales. Y las tallas que tiramos en pantalla, son las mismas que tiramos fuera. Es la vida misma, en el fondo.
Nunca me he sentido incómoda en el programa. Me escriben de repente en redes sociales y me preguntan oye, ¿cómo no te molestas con tal comentario? Pero no me molesto, porque sé que es una broma, y me lo tomo como eso. Si a mí me molestara, sería la primera en decirlo. Quizás no en pantalla para no incomodar a la gente que está viendo, pero sí a la persona que me dijo algo. Yo lo paso muy bien y las tallas son tallas, son parte de la vida. Tengo un humor que quizá lo agarré de esta época de los clubes, como te decía, y la verdad es que nunca he sentido que me han pasado a llevar ni nada.
Puede ser que tenga una tolerancia distinta o una recepción distinta de un mensaje. Sí, porque además siempre he estado más cercana a hombres que a mujeres. Quizás estoy más acostumbrada a eso.
Mucha gente nos relaciona como pareja con Dani Arrieta y es súper divertido. No me molesta, para nada. A él lo quiero un montón, tenemos una relación hermosa hace muchos años. Nos conocemos hace más de ocho años y no solamente estamos trabajando acá juntos, sino también en MediaPunta en YouTube. Existe también esa complicidad con él, que se dio de forma natural, y que empezó a traspasar la pantalla y que la gente se empezó a dar cuenta. Pero es una historia súper linda la que tenemos con Dani, porque además siento que los dos hemos crecido en el canal de manera paralela. Llegamos siendo otras personas; hoy somos profesionales mucho más grandes. Él se ha ganado un protagonismo muy importante y me alegro mucho de sus logros.
Cuando anuncié mi matrimonio, todos lo etiquetaban a Dani... Pero eso es chistoso. Dani me decía ¡oye, no me paran de llegar notificaciones!, porque la gente nos relaciona. Pero claro, la vida sentimental es otra cosa. Y yo trato también de tenerla bastante separada de la tele. A veces es difícil, porque en las redes sociales igual, yo al menos, trato de mostrarme lo más real posible. Pero claro, cuando se dio esa instancia, apareció Dani en el baile, jajajá. Mi pareja tampoco se lo toma a mal, para nada. Él es una persona que está totalmente fuera de los medios, y no tiene nada que ver con la tele, ni nada. Y es de un perfil muy bajo, y yo creo que tampoco le gusta que hable de él.
Cuando el Toby Vega dijo que yo era la periodista más preparada... ¡le pagué cien lucas!, jajajá. Nooo, mira, el Toby es un muy buen amigo, es una persona súper especial para mí. También compartimos programa fuera de TNT a veces, y nada, yo te puedo decir que es el mejor 10 que ha tenido Chile... jajajajá. El Toby es una gran persona. ¿Sabís qué? Una vez subí un TikTok que hablaba del mejor compañero de TST y lo nombraba a él. Porque siempre está pendiente de si comiste... de hecho, me acaba de preguntar oye, ¿almorzaste? ¿Te compro una ensalada? Siempre está pendiente de esas cosas, que claro, no se ven en la pantalla, pero él es muy buen compañero aquí en el programa y me imagino que en su época de futbolista era igual. Porque es algo que le nace. Está preocupado si comiste, avisa cuando llegues a tu casa, salgamos juntos pa’ que en tu auto no vayas sola. Y eso es súper especial, porque te das cuenta de que es una persona que te quiere, que te valora.
El compañero que más me sorprendió en TST es Johnny Herrera. De hecho, él anunció su retiro en una entrevista que le hicimos con Gonzalo (Fouillioux) en el noticiero del canal, y era un tipo al que daba miedo preguntarle algo. Y ahora naaaada, se relajó. Es un tipo que quizá la gente que no lo conoce tiene una impresión muy distinta de él. Eso me pasó. Yo no lo conocía, obviamente lo veía jugando o en entrevistas, y tenía una impresión súper distinta: que era serio, que había que tener cuidado con lo que uno le decía. Y acá en el programa me di cuenta que no, que es un tipo que tiene un humor bien especial, que es buen compañero. Además, compartimos la pasión por el tenis, así que tenemos un partido pendiente.
Mi referente es Alejandro Fantino, porque me gusta su estilo como entrevistador. Tener un programa de entrevistas es algo que creo que tengo pendiente. He tenido secciones y eso, pero me gusta mucho a mí la entrevista, y creo que Fantino es un tipo que la maneja de principio a fin. Porque tiene una sensibilidad especial y los protagonistas le cuentan cosas que a otros no se lo contarían.
Amo el deporte, es mi presente y probablemente mi futuro cercano, pero si aparece una oportunidad de hacer algo distinto, feliz también. No se me ha dado la oportunidad de tener un programa así... me siento como Messi, “no sé qué pasa pero no se me da”, jajajá. Pero sí, me proyecto y me imagino como conductora de programas misceláneos o de televisión abierta, no siempre enfocada en el deporte.
Más que entrevistar, siempre he soñado con acompañar a Marcelo Bielsa durante todo un día. No es que le haría una pregunta puntual. De hecho, como él es un tipo complicado de llegar, hasta le diría mira, si quieres, no te hablo, pero déjame acompañarte desde que te levantas hasta que te acuestas. Eso es, para mí, un sueño. Quiero ver lo que hace él cuando se levanta, si lee el diario papel, que me imagino que sí por su forma de ser, o el diario digital, qué busca, qué desayuna, con quién conversa en la mañana. El equipo que tiene, la familia. Creo que es un tipo demasiado inteligente e interesante de conocer. Pero ése sería mi desafío, decirle: mira, yo sé que no te gusta dar entrevistas, déjame acompañarte todo el día y te juro que no te hablo, jajajajá.
Me tocó llevar la Antorcha Panamericana, ése ha sido uno de los momentos donde me sentí emocionada de lo que ha sido mi carrera. El canal tenía que elegir a dos personas, me designaron a mí y a Manuel (De Tezanos Pinto), y claro, creo que resume muchas cosas. El esfuerzo, las trayectorias, las decisiones que tomé y en el momento que las tomé. Lo que te contaba, de decirle a mis papás, mira, creo que en Chile no hay mujeres en el periodismo deportivo, todo. Y ése fue uno de los momentos donde más me he emocionado. También creo que Santiago 2014, los Odesur, me sirvieron mucho para mostrarme. En ese momento, CDO no salía por VTR, pero para los Odesur sí salió por ahí, entonces pude llegar a más gente y mostrar mi trabajo. De hecho, ahí me vieron en el CDF. Creo que eso fue importante también. En general, no tengo un punto pero sí esos momentos han sido importantes. También conducir Pasaporte Qatar, porque me hizo mostrarme en una faceta más miscelánea, no tan estructurada y varios se sorprendieron. Y ésa es la faceta con la que quiero continuar.
Para los que tenemos trabajos expuestos es difícil, porque eso hace que la gente pueda hablar de ti. Para bien o para mal. Y cuando es para mal, me afecta mucho que mi familia vea esos mensajes. Más que yo; yo digo da lo mismo, va a pasar, es Twitter, es Instagram. En las redes sociales cualquiera agarra y escribe. Pero no me gusta que mi familia se contamine con esas cosas. Entonces, eso es lo que más me cuesta. Ellos son muy fans de todo lo que hago, están muy pendientes, y a veces me gustaría que no se enteraran de todo.
Hablé de poca tolerancia y no sólo en redes sociales, creo que es algo cultural, de la sociedad hoy en día. No me afecta cuando los hinchas agreden, en realidad. Yo sé de dónde viene, y sé que mi trabajo es expuesto, es parte de. Y hay que manejarlo. No me tiene que afectar, porque un día te pueden criticar y a los diez minutos tú sales al aire, y ya pasó. Entonces, no me importa lo que digan en redes sociales; yo las uso mucho, principalmente Instagram. De Twitter no soy muy amiga porque creo que hay mucho hater, que es lo que dicen todos en realidad, no me meto mucho. Pero no me llegan todos los mensajes, y cuando me llega alguno así, la verdad es que no me interesa.
No he dicho mi equipo por lo que te decía antes, de la poca tolerancia. La gente lo puede tomar como que uno es parcial, y quitarle mérito a tu trabajo, a tu profesionalismo. Y para qué.
Con los años soy cada vez menos hincha. En el sentido de que, como estoy en esto, casi no hay tiempo para ir al estadio (como hincha). Yo voy a todos los estadios, me gusta ir a ver a todos los equipos, entonces quizás en un momento fui fanática, pero hoy en día no tanto. Lo veo como parte de mi trabajo.
Mi exnovio se intoxicó con monóxido de carbono. Fue una muerte muy sorpresiva, yo era muy chica, tenía diecisiete años. Fue una pérdida terrible, que me marcó y me va a seguir marcando para toda mi vida. Yo creo que desde que falleció Andrés, yo soy una mejor persona. Empecé a valorar mucho más todo. Empecé a ser más cariñosa, empecé a decir más lo que uno piensa, lo que siente. A veces uno no valora el día a día y no compartes con tus seres queridos, no aprovechas una amistad. Al darme cuenta en primera persona que la vida es tan frágil, obviamente cambió mi forma de ser.
Estos Panamericanos son distintos, sabía que me iba a tocar un rol importante. En 2019, en Lima, me hablaron la noche anterior, porque Gonzalo (Fouillioux) se enfermó. Era para reemplazarlo dos días. Pero la dificultad que tenía, entre comillas, es que era para televisión abierta. Era Chilevisión. En ese momento había una alianza con el CDF, y trabajamos para los dos canales algunos rostros. Entonces, obviamente estás súper expuesta, te está viendo gran parte del país en tv abierta, y hablar de algo que no estaba preparada como me hubiese gustado, fue difícil. Pero creo que ahí me ayudó mucho haber trabajado en CDO. Conocía a los deportistas, las disciplinas, era como un repaso que tenía que hacer. Y claro, al final no fueron dos días, fueron todos los Panamericanos que me quedé... jajajá. Ahora me tocará estar en el horario prime del canal, me toca hacer la inauguración, me toca estar en los momentos donde se van a definir medallas, así que muy feliz de ser considerada con ese protagonismo.
Yo tengo, entre comillas, un trauma, una dificultad con los idiomas. No soy buena para los idiomas. Entonces mi experiencia en Nueva York fue súper positiva. Salió súper bien, porque aprendí inglés, conocí mucha gente, diferentes culturas. Y pude mejorar en algo que me costaba mucho. Con harto esfuerzo, estudiaba todo el día. Me dio mucho miedo tomar esa decisión, porque dejé el canal y toda mi vida paralizada durante cinco meses... con conversaciones obviamente de volver al canal cuando regresara a Chile. Igual extrañé demasiado, había momentos en los que lo único que quería era volver. Bueno, lo único que extrañaba en realidad era mi trabajo de Santiago. Mi familia también, pero mi familia está en Argentina. De Santiago extrañaba el trabajo, mi día a día, la locura de ay, no alcanzo, que me sonara el celular cada cinco minutos. ¡Allá no me llamaba nadie! Era raro, muy extraño. Quizás otra persona hubiera dicho no, yo me quedo, busco trabajo allá, pero yo la verdad es que no. Amo a Chile, amo mi país y amo mi trabajo.
MediaPunta ocupa un lugar súper especial. Mira, de hecho la primera llamada para hacer MediaPunta me llegó cuando estaba en Nueva York. Unos productores argentinos que se juntaron para armar este proyecto en Chile. Y cuando me lo plantearon dije chuta, no sé si va a funcionar. Porque, claro, ellos tienen la mentalidad argentina, que allá ven mucho estos programas muy liberales, como que uno se olvida que hay cámaras, y yo no sabía si en Chile la gente lo iba a ver. Y la verdad es que le ha ido increíble. De hecho, hay veces en que me hablan por MediaPunta y no por TNT, y digo ¿qué está pasando? Yo creo que es otro público, entonces eso es interesante también: llegar a un público mucho más joven, que le gusta el fútbol pero el análisis desde otro punto de vista. Contamos experiencias, anécdotas.
Nico Peric es un descubrimiento en esto de las comunicaciones. Es un tipo genial, que además de que me encanta cómo analiza el fútbol, tiene una personalidad única. Es súper divertido, así que ahí las carcajadas son interminables.
¿Cómo fue la invitación a un completo por Twitter? Estaba en Nueva York y me empezaron a etiquetar mucho, y yo no me meto mucho a Twitter, entonces cuando lo vi, me preguntaron si me iría a comer un completo y yo dije: un italiano. Porque sí, una de las cosas que más amo en la vida es comer. Y una de las cosas que me gustan mucho son los completos. Entonces la invitación la encontré como divertida. Respondí como si estuviera respondiéndole a un compañero de panel, pero claro, era un desconocido y después no pasó nada con esa invitación, así que quedó ahí.
Si a mí me dijeran un sueño, un superpoder, diría que comer sin engordar. Amo comer, me encanta, y entreno todos los días para poder comer tranquila.
Si no hubiera sido periodista me hubiera gustado ser psicóloga deportiva. Lo pensé en un momento, porque mi universidad, la Universidad de Palermo, también tenía psicología deportiva. Me gusta mucho hablar con la gente, me gustan las comunicaciones obviamente, y siento que tengo una conexión con las personas. Entonces la gente me cuenta cosas personales a veces y yo creía que podía ser buena ayudando. Pero después me di cuenta que me afectan mucho los problemas del resto. Tengo una sensibilidad en la que no puedo llevarme los problemas a mi casa. Eso es algo muy difícil en los psicólogos. Y claro, en el club donde estaba, donde entrenaba tenis, había psicólogos deportivos que viajaban con los tenistas, y lo encontraba increíble. Pero finalmente me decidí por el periodismo deportivo. En realidad, nunca estuve en la duda, pero lo llegué a pensar.
¿Un apodo mío? Hmm... Hay gente que me dice Paz, que es mi segundo nombre, y me encanta.
Un sueño pendiente es cubrir un Mundial o unos Juegos Olímpicos. Y en mi vida personal, formar una familia.
No soy tan cabalera, pero cuando tengo eventos especiales, transmisiones importantes, siempre uso algo que me haya regalado alguien especial. En este caso, hoy que empezaban los Panamericanos (NdeR: la entrevista se concretó el miércoles), me puse los anillos que me regaló mi mamá. Siempre trato de hacer eso, ponerme algo de ropa que me hayan regalado, cuando tengo cosas especiales. Y generalmente de mi familia.
Acá me molestan cuando llego al canal y digo ¡¡¡Hola, chicos!!! Eso es muy de Argentina. Yo uso mucho el chicos, chicas, que acá no se usa y me quedó de Argentina.
Me gusta cualquier picada que tenga comida chilena. En general. Me gustan porque son contundentes, pero ninguna en especial.
Mi primer trabajo fue de vendedora de ropa en Río Gallegos, en el sur de Argentina. Fue en verano, como tres meses, y después trabajé en una revista de arquitectura, ya como práctica periodística mientras estudiaba. De arquitectura y diseño, en realidad. También trabajé lavando platos. Me fui a hacer un work and travel a Estados Unidos en 2010 y trabajé lavando platos en un restorán italiano.
Con mi primer sueldo me compré un celular, jajajá. Un Sony Ericsson... bueno, en Argentina la tecnología llega más tarde. Era el año 2005, creo. Tenía un celular, pero normal, y en esa época salió el Sony Ericsson que podías escuchar canciones, que tenía la pantalla naranja. Lo encontraba hermoso, así que me gasté mi plata en eso.
Mi hobbie es practicar deporte, es lo que más amo. Ahora estoy full metida en el gimnasio. Entreno cinco veces a la semana y, también, de repente trato de hacer algo de cardio. Spinning, qué sé yo. La bicicleta podría ser, que ahora la he dejado un poco... porque tuve un accidente que me hizo pensar que era bastante peligroso lo que hacía. Entonces no lo hago tan recurrentemente. Me caí de Farellones, bajando.
Escucho generalmente música en el auto, algo prendido, cuando vengo para acá. Reggaetón, cumbia. En verdad, lo que se esté escuchando. Mi playlist es Los 50 más escuchados de Chile. Y no soy de conciertos... me acuerdo del de Arjona al que fui. Y eso.
Lloré con la de Will Smith, En busca de la felicidad. La veo siempre. No siempre lloro pero siempre me emociono, me gusta esa historia.
Recomiendo This is us. Creo que refleja cómo soy yo, la cercanía con la familia, el hecho de estar siempre unidos, siempre cercanos. Obviamente transitas dificultades pero tratas de salir de eso. El amor de hermanos. Me siento bastante identificada.
Creo en el horóscopo pero no lo leo todos los días. Si me aparece en Instagram, lo miro. Yo soy Aries y me identifica que es un signo de fuego que tiene bastante carácter, harta personalidad, y que le cuesta callarse las cosas.
Mi placer culpable es comer papas fritas. Tú te ríes, pero yo sufro con eso. Por mí, comería todo el día papas fritas. Es una cuestión que pa’ mí es del día a día. Llevo como cinco días sin comerlas. Los cuento, ¡imagínate!
Tomo muy poco alcohol, de hecho muy social. Pero ahora está de moda el gin, así que me gusta el gin.
Para mí los perros son algo demasiado especial. Tengo a Simón, que tiene once años y medio, y lo tengo desde que tenía dos meses, así que todo mi proceso viviendo en Chile él ha estado conmigo. Es un schnauzer que amo pero con todo mi corazón. Es mi compañero, me sigue a todos lados, y de hecho, va mucho conmigo al canal también, porque se porta tan bien que de repente estamos en programas y él me espera ahí. De verdad está conmigo en todas. Y los perros tienen una sensibilidad increíble, se dan cuenta de todo, cuando uno está bien, cuando uno está mal. Es muy especial Simón para mí. Y hace un año que también se sumó a la familia la perrita que era de mi novio, y ahora es de la familia, somos los cuatro. Se llama Matilde: es una beagle que está loca, hace lo que quiere y es totalmente distinta a Simón. Pero nada, nos reímos mucho, porque entre los dos están todo el día pegaditos, juntitos, son hermanitos. No entiendo a la gente que no ama a los animales, no los entiendo. Porque generan algo y te entregan tanto amor, sólo entregan amor. Respeto mucho a los animales y, en especial, a los perros, porque mi experiencia con perros ha sido realmente maravillosa. Mi vida sería muy distinta sin Simón, y bueno, ahora sin Matilde.
Si pudiera invitar a tres personas de toda la historia a un asado —con copete— serían Marcelo Ríos, Michael Jackson y mi hermano menor, Franco. A “Chino” Ríos porque es mi ídolo deportivo. Michael Jackson, porque creo que es el mejor de la historia en cuanto a música. Y a Franco porque tenemos una conexión muy especial. Sería un grupo raro pero entretenido.
Vero Bianchi es una apasionada por su trabajo, exigente y una persona muy sensible.
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