“La meta que tengo es llegar a UFC”: las confesiones del “Tanke” Ewert antes de enfrentar el mayor desafío de su carrera

El Tanke Ewert combatirá este domingo en Fury 97.

Este domingo, Christopher Ewert se estrenará en Fury Fighting Championship, promoción estadounidense que ha propiciado la llegada de varios peleadores a la principal empresa de MMA. Con eso en mente, el chileno de 31 años buscará aprovechar la oportunidad que tanto esperó para mostrarse al mundo y, por cierto, confirmar que es una de las mayores promesas locales.

Sin ningún background ni antecedentes sobre el ring, munido de su porte, un metro ochenta y seis, y una capacidad aeróbica que forjó jugando fútbol, hace seis años Christopher Ewert resolvió hacerse peleador. Fue entonces cuando conoció a Waldo Pizarro, un excampeón de boxeo intercomunal, quien deprisa lo invitó a vestir de corto y subirse al tatami para descubrir en sus propias carnes todo aquello que conllevan los deportes de contacto. Sospechaba que algo había detrás de esa pila de músculos. Y Ewert, que en realidad parecía —es— un ejército de una sola persona, no sólo aceptó sino que enseguida le dio la razón: al cabo de dos semanas, después de inculcarle lo básico del kickboxing, Pizarro lo graduó:

—Me dijo: ya, yo te encaminé, ahora tú por tu cuenta sigues entrenando —sintetiza el peleador—. Y así comenzó todo, de ahí que no hemos parado.

En efecto, ése es el hito fundacional de una trayectoria relampagueante como pocas, de una colección de victorias en kickboxing y artes marciales mixtas tanto aquí como en el extranjero, pero que aún aguarda por el salto decisivo.

Claro, en poco tiempo, Ewert redescubrió que para caer de pie en este mundo, no basta con tener ganas y talento.

Hijo de Cecilia y Luis, es el segundo de tres hermanos (Mauricio el mayor y Gustavo el menor), nació el 6 de septiembre de 1993 en Quinta Normal y se crió en la Villa San Pablo de Maipú. De pocas palabras, desde pequeño se las arregló para conseguir algunos trabajos —limpiaba los patios de sus vecinos, ayudaba a los maestros a hacer mezclas o a retirar escombros— hasta que formalmente se especializó como obrero de la construcción, más concretamente en la carpintería, esto es, el moldaje, la obra pesada. Casado con Nidia, hace trece años fue padre de Ismael, en sus palabras, “el verdadero campeón”. Antes de que Pizarro le propusiera entrenar, se divertía con la UFC, cada tanto miraba los eventos estelares junto a sus hermanos y admiraba a los descomunales Caín Velásquez y Júnior Dos Santos, el Everest de los pesos pesados. Celebraba su ímpetu y, por supuesto, cuando noqueaban a sus contendientes. Tal vez se imaginaba como ellos.

Christopher junto a su madre y sus hermanos.

Pero a su madre, Cecilia, no le cabía en la cabeza que su hijo se dedicara a los golpes, de modo que su instrucción fue precisa: “El día que tú pierdas, se acabó esto”, dijo que le dijo en una entrevista con TNT Sports. Hasta ahora, es algo que Ewert ha cumplido al pie de la letra. Desde que decidió que la cosa iba en serio y se puso a las órdenes de Pablo Predator Burgos, reconocido como El Tanke por su envergadura pero sobre todo por estilo de ir siempre para adelante, suma cuatro triunfos en kickboxing y otros cinco en artes marciales mixtas.

Su primera pelea, el 17 de diciembre de 2022, le tomó tres minutos y diez segundos: finalizó a Lucas Murillo con una serie de puñetazos y rodillas. Misma suerte corrieron los argentinos Héctor Avellaneda y Luis “Verdugo” Ávila en enero y marzo de 2023, respectivamente. Tan sólo Jimmie Pace Jr. logró estirar el combate hasta la decisión de los jueces, quienes de forma unánime le concedieron la victoria al peleador nacional. Finalmente, el pasado julio, se impuso en un minuto y treinta y ocho segundos a Marcos Ibáñez con un certero rodillazo. Con esas credenciales, Ewert esperaba hace tiempo una oportunidad mayor, mostrarse al mundo, cumplir el sueño de pelear en las grandes ligas y vivir de esto.

Y en septiembre, esa ambición comenzó a tomar forma luego de que Javier Torres, peleador mexicano y CEO de la agencia Skill Management, se contactara con Predator Burgos para acordar una pelea en Fury Fighting Championship, una de las promociones más importantes de Estados Unidos. Desde luego el Tanke aceptó y por eso, este domingo, AJ Chamber (5-2-0) será su adversario.

En el Imagen Venues de Houston, Texas, el Fury FC 97: Torres vs. Ndregjoni albergará lo que tanto anhelaba Ewert, por más que él, de momento, se lo tome con calma:

—A Murillo, Avellaneda, al “Verdugo” Ávila los superaste rápidamente. La pelea más compleja de tu historial fue contra Jimmie Pace Jr. En vistas de lo anterior, ¿es la pelea contra Chambers el mayor desafío de tu carrera?

—Creo que para todas las peleas me preparo a un cien por ciento. Desde que un día tuve una pelea y se la dejamos a los jueces, ahí mi mente cambió, y siempre quisimos empezar a tener nocauts, a finalizar las peleas antes. Claro, con Jimmie Pace no se pudo finalizar antes, ¿por qué?, porque él no quería intercambiar y era su juego de querer llevarme al piso, pero mantuvimos siempre la pelea de pie. Y nada, contra Chambers, es un desafío más. Me siento preparado. Estamos dando el cien por ciento en cada entrenamiento, lo veo como un desafío más.

—¿Qué significa para ti ser el primer chileno en firmar en Fury Fighting Championship?

Es una motivación para seguir perseverando. Ya es una compañía grande Fury, ha sacado a varios peleadores para la UFC y nada, es la vitrina que andábamos buscando para que más ojos o más compañías nos puedan ver. Muy contento y agradecido de Fury.

Ya algunos combates tuyos se transmitieron vía TNT Fighting!, pero ahora serás visto a nivel global por el UFC Fight Pass. ¿Es otra motivación para ti?

—Uf, claro que sí. Estar peleando a través de una de las plataformas más grandes de lo que son las artes marciales, eso va a ayudar mucho a darme a conocer al mundo. Y es muy bueno para el deporte en Chile, creo yo.

——¿Cómo ha sido el entrenamiento? Entiendo que ahora estás en Arizona, que te fuiste hace unos días ya a Estados Unidos.

—Aquí el nivel está altísimo, je. Hay algunos peleadores como Chivo Morales, ahora llega Mackenzie en unos días y uf, ha estado duro el entrenamiento. Yo en Chile soy grande, pero aquí hay gente mucho más grande que yo, jaja, y con un muy buen nivel. En la academia en la que me estoy preparando, que es la de Javier Torres, todos los chicos tienen un gran nivel.

—¿Qué sabes de tu rival, de Chambers?

Yo no me he preocupado de Chambers en este tiempo. Estoy cien por ciento enfocado en mí. Lo único que sé es que viene en racha, igual que yo, y nada, yo me estoy preparando para dar un buen espectáculo. Igual que siempre.

Foto: Jennifer González (Openfight Latam).

—Tu entrenador, el Predator Burgos, decía hace un tiempo que en tu peso, aquí en Chile, no tienes rivales. ¿También lo consideras así?

—Claro, hace un tiempo ya que en Chile es difícil encontrar peleas. Yo siempre he dicho: estoy dispuesto a enfrentar a quien sea. Pero en Chile se ha complicado, por eso salimos a buscar el camino afuera.

—¿Cómo te defines a ti mismo como peleador?

—Como peleador, me considero muy respetuoso, versátil. Siempre tratando de sorprender con algo nuevo.

—¿Qué ha sido para ti lo más difícil de esta profesión? Por ejemplo, antes de cada pelea o en el campamento, en términos de cortar peso, de sumar mayor versatilidad a tu arsenal.

—A lo largo del camino que hemos llevado, no he tenido ninguna complicación. Porque, como siempre he dicho, el cuerpo te puede acompañar, pero la cabeza es el timón de uno. Si tu cabeza está bien, va a salir todo bien. Entonces, siempre he trabajado en mi mente y eso me ha llevado adonde estoy.

—Para quienes no han visto tus peleas y te van a descubrir el próximo domingo: ¿cuáles son tus fortalezas? Por tu entrenador, el Predator, uno pensaría que el striking.

—Con Pablo siempre nos estamos preparando en striking, en la lucha, en el suelo, jiujitsu. Tratamos de no dejar ningún área descubierta. Entonces, siempre nos sentimos muy bien preparados para tomar cada desafío.

Ewert y su equipo tras una victoria. Foto: Matías Arroyo (Openfight Latam).

—El año pasado Gonzalo Egas me habló de ti, que ya habías ido a Miami a ganar, también en Kickboxing, a ganarle a un brasileño. Cuéntame un poco sobre esas experiencias y por la presión de pelear afuera.

—Ya llevamos mucho tiempo nosotros en el deporte de contacto. Por eso, yo creo que lo único que cambia peleando afuera es que uno no está con su gente. El plan de pelea, el que ejecutamos con el equipo, se realiza igual afuera. Hay un poco más de presión, porque tenemos a la gente en contra, pero nada. En Brasil, el rival antes de la pelea quiso hacer su show, su parafernalia y eso me complicó un poquito, pero de ahí en adelante, sabemos cómo trabajarlo, y en Miami se vio claro. Estaba más tranquilo, di un buen espectáculo, que eso es lo importante y lo que le gusta a la gente.

—Entiendo que pelear afuera, en una promoción importante, era un sueño y que es lo que siempre has buscado. “Afuera yo sé que me va a ir bien”, dijiste alguna vez.

—Claro, claro. Nunca imaginamos llegar tan lejos. Y una vez, claro, como dices, dije en una pelea: recuerden hasta dónde voy a llegar. Y aquí vamos. Yo miro hacia atrás, dónde estoy, y uf, mi corazón anda al mil. Es lo que he buscado, lo que tanto he anhelado.

—Te llevo a otro tema: entiendo que eres obrero en la construcción. ¿Cómo lo compatibilizas cuando estás con obras? En términos del desgaste y los cuidados.

—Hay un desgaste físico, pero gracias a Dios, estuve en varias obras donde le conversaba a los jefes y me dejaban salir un poquito antes, cuatro y media o cinco de la tarde. Y con eso ya podía estar en el gimnasio a las seis y dar el cien por ciento en cada entrenamiento. No tan sólo un entrenamiento, trataba de hacer de dos a tres entrenamientos diarios. Entonces, eso me hacía llegar a mi casa muy tarde, doce de la noche, un cuarto para la una de la mañana, y al otro día seguir con la misma rutina. Pero, como siempre he dicho, el que quiere conseguir algo tiene que hacer sacrificios.

—También habrá varios sacrificios a nivel familiar… sobre todo porque entiendo que de las artes marciales aún no se puede vivir en Chile. ¿Qué esperarías tú que se pueda hacer para cambiar eso?

—Claro, también hay sacrificios. De repente se deja a la familia de lado, hay que trabajar, entrenar duro para ser un buen atleta y para dar el cien por ciento en cada combate. ¿Qué creo yo que falta? Más apoyo al deportista. No sirve sólo apoyar al deportista sólo cuando el deportista está arriba. Estaría bueno que lo apoyen desde el inicio. Eso falta aquí en Chile. El deportista debería ser apoyado siempre. Pero vamos construyendo y vamos haciendo un buen camino, creo yo.

Foto: Jennifer González (Openfight Latam).

—Justamente, hace unos días, el “Jaula” Bahamondes decía que en Chile había mucho talento pero que faltaba apoyo…

—Sí, en Chile hay mucho talento y correctamente, como dijo el colega, falta apoyo. Falta apoyo, hay muchos niños de barrio que tienen hambre. Entonces, van en ascenso, pero ¿qué pasa? Desisten por el tema del apoyo. Es difícil, pero se puede. Siempre se puede.

—¿Qué opinas de la escena nacional?

—La escena nacional ha crecido mucho. Hay bastante peleador que está afuera, en las mujeres igual: está Fernanda Orellana, Valentina Moriel. Se viene el regreso de mi hermanito Pablo Burgos. Entonces, venimos duros los chilenos. Queremos quedarnos con todo.

—Pelear afuera era tu primer sueño, ¿llegar a la UFC es el otro?

—Siempre fue un sueño estar aquí y, claro, ahora que estamos aquí, ésa es la meta que tenemos. Llegar a UFC Contender Series y estamos trabajando duro para eso.

—Todo esto es por tu hijo Ismael. Habitualmente lo subes tras cada victoria y hasta le has regalado tus títulos. Cuéntame un poquito cómo vive él todo esto de tener a un padre peleador.

—Ahora el Ismael está un poquito más grande y uf, se la vive junto conmigo. Como siempre he dicho, yo a él lo dejo que haga lo que quiera, porque la gente ya ha entendido un poco más el tema y saben que es una condición (Ismael tiene síndrome de Down). Me ha enseñado mucho, mucho, mucho, y todo esto es por él. Todo lo que estoy realizando es para darle lo mejor siempre. Y nada, es duro estar lejos, pero él me da las fuerzas para yo estar a un cien por ciento y cumplir todos los sueños. Los de él, los de su mamá, los míos, los de mi familia. Estamos a full enfocados por el Ismael, que son mis ojos.

—¿Qué podemos esperar de ti, del Tanke, para el domingo?

—Siempre hay que esperar una nueva versión. Siempre versátil, siempre tratando de sorprenderlos.

El Tanke e Ismael, el "verdadero campeón". Foto: Matías Arroyo (Openfight Latam).

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