Pese al cambio de formación, los azules igualaron ante Deportes Iquique en los descuentos con gol de Henríquez. Con pocas fechas por jugar, la "U" sigue llenándose de dudas por el descenso.
Si alguien pensaba que a la "U" le servía dejarse perder ante Iquique para salvar la categoría, hay que decir que los azules están lejos de poder ganarle a alguien en este campeonato.
Es que el equipo de Rafael Dudamel, sí, el mismo que sus jugadores declaraban en la semana que estaban pensando en una clasificación a la Copa Libertadores, sólo consiguió un empate en el último minuto ante los "Dragones Celestes" en el Nacional, por lo que se mantienen sudándola en la zona roja de descenso.
El venezolano había dispuesto un cambio de formación a un 4-4-2, dejando fuera a Walter Montillo, Reinaldo Lenis, entre otros, pero no le dio resultado que él esperaba.
Si bien comenzaron bien perdidos en la cancha, el único que inflaba el pecho con la "U" roja de la camiseta era el juvenil Simón Contreras, que con mucha energía intentaba ir adelante.
Fue por las ganas del primo de los "Power Peralta", que a los 29 minutos aprovechó un pase espectacular que le puso Pablo Aránguiz, que lo dejó mano a mano con el "Zanahoria" Pérez, para anotar el primer tanto de la noche en Ñuñoa.
En el segundo tiempo se le vendría la negra a los azules, porque Iquique, que está arañando por quedarse en Primera, sacó las ganas y la fuerza del "Dragón" y se fue con todo para atacar a una "U" que ya le temblaban las piernas, como el sismo del sábado.
A los 59' fue Matías Donoso quien saltó y le ganó en lo alto a Luis Casanova para dejar todo en empate y hacer tambalear a los chunchos.
¿Respiro?
Esto desmoronó al equipo el venezolano, porque a los 67' Hans Salinas convirtió desde los doce pasos, tras una infantil falta de Diego Carrasco, el gol transitorio del triunfo para el equipo del Cristián Leiva.
Cuando las críticas le pegaban firme a Dudamel, en los 93 vino el gol del empate de Ángelo Henríquez, que si bien le dio un respiro a la "U", sigue llenando de dudas al equipo del llanero, que, ni con un mensaje de alerta de la Onemi logra despertar.