Una dinastía de luchadores marcada por la tragedia pero también los vicios de la industria de la lucha libre forman parte de uno de los relatos más oscuros del wrestling y que fue inmortalizado por el director Sean Durkin en la cinta The Iron Claw.
Los Guerrero. Los Hart. Los Rhodes. Los McMahon. El mundo de la lucha libre ha estado marcado desde sus inicios por diferentes dinastías de luchadores, las que pasan tanto el talento como el amor por el ring y las cuerdas a través de la sangre.
Pero si bien la mayoría de estos linajes son recordados por sus triunfos y cinturones, ninguna familia ha logrado ser tan recordada por sus lamentables tragedias como los Von Erich.
La familia originaria de Texas entrelazó su destino con las cuerdas del ring gracias a Jack Adkisson, el patriarca original, quien debutó en 1953 con el nombre de Fritz Von Erich, haciendo el rol de villano como un ex soldado alemán. Su talento junto con las reacciones que generaba en el público rápidamente lo hicieron notar, logrando ser tres veces campeón mundial de la NWA.
Pero pronto el apellido Von Erich sería más que la identidad de un personaje, sino que el nombre que llevaría toda una familia, pero también, a lo que muchos llaman una maldición. Cuando Jack Adkisson falleció en 1997 debido a un cáncer, ya había visto morir a cinco de sus seis hijos, casi todos vinculados al mundo del wrestling y cuyas historias fueron retratadas en la película The Iron Claw, del director Sean Durkin. Esta es la crónica de una familia tan apasionada como aproblemada.
El temprano adiós de Jack Jr.
El primer golpe que recibió la familia fue a los inicios, cuando recién se estaba formando. El hijo mayor de los Von Erich, llamado Jack al igual que se padre, falleció cuando solo tenía 6 años de edad en 1959, tras un accidente ocurrido en las Cataratas del Niágara.
Un día Jack salió a jugar pero no regresó. Sus padres preocupados fueron a buscarlo, cuando rápidamente lo encontraron ahogado en un charco. Previamente se había electrocutado con un cable, lo cual dejó al joven Jack inconsciente sobre esta acumulación de agua, causando su lamentable fallecimiento.
El hecho significó varios cambios para la familia, además de la tristeza que marcó sobre todo para su esposa Doris: Fritz Von Erich dejaría de pelear en el territorio de la costa este -donde luego se desarrollaría y crecería lo que hoy conocemos como WWE- para enfocarse en la otra costa del país, específicamente en las áreas de Dallas, Houston y San Antonio de su natal Texas.
Ese sería el territorio del renacer de los Von Erich. Inspirados en la memoria del pequeño Jack, sus hermanos se colocarían las botas, los pantalocillos cortos y comenzarían a portar el linaje de su padre en el cuadrilátero y forjar una dinastía familiar que sería tan dominante como dolorosa.
Los cinco herederos
Ayudados por su padre, quien dirigía una de las promociones de lucha libre más prestigiosa de la costa oeste de Estados Unidos, los Von Erich no pasaron inadvertidos para los fanáticos de la lucha libre. En total fueron cinco los integrantes de esta segunda generación de luchadores: Kevin, David, Kerry, Mike y Chris. Todos utilizando sus nombres reales pero el apellido del personaje que catapultó a su padre a la fama.
Kevin Von Erich fue el que inició todo. Apodado “El Guerrero dorado”, sentó de alguna forma las bases para el resto de sus hermanos e inició grandes rivalidades, incluyendo una con el ya mítico Ric Flair, quien sería un factor constante en el futuro de esta dinastía. Kevin Von Erich sería quien popularizaría al “iron claw”, la garra de hierro, como su movimiento característico y el del resto de la familia. Hoy a sus 67 años es el único de esta generación de Von Erich que queda con vida y al igual que su padre, también fue testigo de la trágica caída de su dinastía.
Tragedia en los 80
Pero el éxito de este grupo se vería rápidamente opacado por los abusos y los vicios que comenzaron a poblar el negocio de la lucha libre a mediados de los 80, cuando la competencia por destacar más era aun más descarnada y la regulación por el uso de sustancias para aliviar el dolor simplemente no existía debido a la precariedad que tenían estos espectáculos ambulantes.
La primera víctima sería David Von Erich, el tercer hijo de Jack y parte fundamental del grupo de los Von Erichs que lucharon contra los Faboulous Freebirds. David fue particularmente talentoso y era conocido como “La rosa amarilla de Texas” en alusión a su cabellera rubia. Obtuvo varios campeonatos tanto en solitario como en pareja, y fue quien decidió llevar su talento fuera de Texas, partiendo primero en el terrotiori de Florida y luego en el extranjero.
Sería uno de estos viajes, particularmente a Japón, donde conocería su fatal destino. El 10 de febrero de 1980, con tan solo 25 años, fue encontrado muerto mientras realizaba un tour defendiendo un cinturón que había ganado una semana antes.
La causa de su muerte sigue siendo un misterio: mientras la causa oficial de su fallecimiento es una enteritis aguda, muchos creen que se trataría de un exceso de drogas, incluyendo leyendas como Mick Foley y Ric Flair. Su familia, en tanto, cree que se trató de un ataque al corazón.
Tras la muerte de David le seguiría Mike, quien reemplazó a su hermano como pareja para seguir el feudo con los Fabulous Freebirds. Esto, más que un reconocimiento, sería una maldición, ya que su hermano Kevin señala que desde ese entonces vivió con la presión de ser como David, de reemplazarlo y dejar de lado sus ambiciones más allá del cuadrilátero.
A esta presión psicológica debemos sumarle una serie de lesiones en el hombro, que se convirtieron en una lesión después de una operación mal hecha y en 1986 un accidente de automóvil le generaría una lesión en la cabeza. Aun así, quiso volver al ring pero tras ser arrestado por conducir bajo la influencia del alcohol, decidió quitarse la vida con una intoxicación de fármacos y bebida.
La promesa incumplida
Pero sin duda las historias más tristes de este clan son las de Chris y Kerry Von Erich, quienes decidieron terminar con sus vidas debido a razones muy distintas.
Chris era el menor de los Von Erich y además, el menos apto para entrar al mundo de la lucha libre. De todos era el de más baja estatura, con 1,65 metros y además sufría de asma y una condición en los huesos que hacía que se rompieran fácilmente. Aun así intentó luchar junto a sus hermanos, ocasionándole lesiones constantes y un desempeño menor al esperado.
Esta situación, sumada a la muerte de Mike, de quien era muy cercano, le provocaron una fuerte depresión que gatilló una adicción a las drogas. El 12 de septiembre de 1991, a los 21 años, decidió terminar con su vida con un disparo en la cabeza.
El último en cumplir la profecía maldita de la familia Von Erich fue Kerry, el cuarto hijo de la familia, nacido precisamente en las Cataratas del Niagara y quien fue el más famoso de todos los hermanos. En una emocionante lucha, le ganó el título mundial de la NWA a Ric Flair en un evento realizado en memoria de David Von Erich, y luego sería campeón Intercontinental de la WWF, ganándolo ni más ni menos que en Summerslam de 1990. Pero este ascenso meteórico escondía un secreto.
En 1986, Kerry sufrió un accidente de motocicleta donde terminó con un pie amputado. Aun así, siguió luchando gracias a una prótesis que mantuvo oculta durante años. Esta condición le produjo una adicción a los calmantes, lo que tal como ha sido recurrente en esta historia, desencadenó en adicción a las drogas. Finalmente, tras el fracaso de su matrimonio y decir que sentía el llamado de sus hermanos, atravesó su corazón con una bala el 18 de febrero de 1993.
Nueva generación
Afortunadamente, la historia ha vuelto a sonreír a esta familia. Tanto Kevin Von Erich, el último sobreviviente de su generación, junto con sus hijos, siguen activos en el mundo de la lucha libre, en promociones como TNA, MLW y AEW. Y en el año 2009, la familia Von Erich fue incluida en el Salón de la Fama de la WWE.
Y gracias a Iron Claw, también esta historia ha reflotado como un drama para que no olvidemos la delgada línea que separa la pasión de la obsesión.
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