El actual entrenador de Colo Colo defendió la camiseta de los caturros. Una inolvidable campaña en la que consiguieron el ascenso a Primera División con una magistral participación del argentino.
Si bien en la actualidad Jorge Almirón es reconocido en Sudamérica como director técnico, con grandes pasos en equipos como Independiente, Lanús, Boca Juniors y ahora Colo Colo, el entrenador al igual que muchos en su profesión, fue futbolista. Desempeñándose en la posición de pivote, fue clave en cada uno de los planteles en los que militó.
El estratega del Cacique comenzó su carrera con 20 años, cuando empezó a jugar en el club de su ciudad natal San Miguel en Argentina, que por aquel 1991 peleaba en la tercera categoría del fútbol trasandino. Tras asentarse en el equipo, en el segundo semestre de 1994 desde el otro lado de la cordillera llamaba la atención del cuerpo técnico de Jorge Luis Siviero, quien comandaba Santiago Wanderers, en la segunda división chilena.
Aunque llegó a los caturros jugando como volante, tras notar sus cualidades, el entrenador uruguayo tomó la decisión de ponerlo como delantero, un gran acierto ya que Almirón tenía habilidad nata para marcar goles, y su 1.81 de altura le permitía ganar con facilidad en balones aéreos.
Con solo dos goles en la primera temporada, se vendría la explosión del atacante, quien en el ascenso de 1995 convirtió 21 tantos, siendo el goleador del elenco en una inolvidable campaña para los hinchas porteños.
La épica de Almirón con Wanderers
Con la llegada del final del año 95′ se comenzaban a sacar cuentas para determinar qué club lograría los dos cupos directos al ascenso. En la tabla los punteros eran Audax Italiano y Santiago Wanderers, ambos con 51 puntos, y por coincidencias del destino, la última fecha del campeonato era precisamente entre estos equipos.
Ese 3 de diciembre ambos festejaron tras un empate sin goles, y salieron de la cancha celebrando juntos la vuelta a Primera División, en el caso de los caturros, llevaban cinco años lejos de la categoría de honor.
Y si bien estaban festejando, aún faltaba un último desafío en la segunda división, ya que Audax y Wanderers debían volver a enfrentarse días después para definir al campeón de la competencia en una serie ida y vuelta.
El primer partido se jugó el sábado 9 de diciembre a las 18:30 horas, donde se registraron 3.461 espectadores en el Estadio Monumental. La actual casa de Almirón fue testigo de la calidad de goleador del atacante, ya que en un reñido partido, el delantero puso en ventaja a su equipo en el minuto 17′ con un cabezazo con el que anticipó a la defensa de los tanos.
Antes del final del primer tiempo, Almirón nuevamente definió de cabeza para aumentar la diferencia, e ir a los descanso con un 2-0 a favor. Durante el complemento no hubo acción en las porterías y los de Valparaíso se iban al partido de vuelta con una gran ventaja, y en sus tierras tendrían que defender el resultado.
El 14 de diciembre se jugó la vuelta en el Sausalito de Viña del Mar ante 25.000 personas. Era el tercer partido consecutivo entre los dos clubes en poco más de 10 días, así que con las cartas tiradas los equipos saltaron a la cancha para dejarlo todo en el campo de juego.
Nada hacía presagiar que Jorge Almirón se repetiría el plato y nuevamente se llevaría un doblete, con ambos goles de cabeza (en el 22′ y 57′) para sellar la victoria de Wanderers ante Audax Italiano. Con un marcador final de 4-1, los caturros dieron la vuelta olímpica para alzar el trofeo del ascenso.
Gratos recuerdos
Años más tarde, Almirón recordó con cariño su paso por el fútbol nacional de la mano de Wanderers, donde aprendió a jugar de delantero y se convirtió en la estrella del equipo de Valparaíso. Fueron un total de 53 partidos disputados con la camiseta verde, en los que marcó 23 goles.
“El técnico Jorge Luis Siviero me ubicó más adelante en cancha. Mucho me ayudó el tener compañeros que arrastraban marcas, como Luis Guarda, Carlos Rojas, Fernando Guajardo, y eso generó espacios que pude aprovechar muy bien para convertir muchos goles. Yo me sentía muy bien viniendo de más atrás”, señaló el actual estratega de Colo Colo.
“No me olvido nunca de eso. Fue muy lindo ver a tanta gente de Wanderers en el estadio de Colo Colo y en Sausalito ver hinchas sentados en el cerro detrás del marcador. Fue lindo para mi anotar esos goles, pero más emocionante fue ver a esa gente muy humilde, tan feliz por la alegría que le brindamos. Es un recuerdo hermoso”, contó en el Diario La Estrella de Valparaíso, en una entrevista de 2003.
Tras su paso por Chile, Almirón volvió a Argentina para jugar en Deportivo Español, club en el que jugó durante un año antes de dar el salto a México. Allí terminó por consolidar su carrera defendiendo la camiseta de varios equipos, como Atlas, Morelia, León, Atlante, Querétaro y Dorados de Sinaloa, pero fue en Santiago Wanderers donde se hizo la fama de goleador.
“No nos conocía nadie, pero el esfuerzo y la seriedad, nos permitieron hacer una campaña muy buena, que derivó en un logro importantísimo. Fue algo hermoso y por eso nunca me voy a olvidar de lo que viví en Wanderers”, recordó el trasandino años después de sus épicos cuatro goles de cabeza en la serie final.
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