Según se filtró, la concesionaria ya debe más de dos mil millones de pesos y no hay de dónde estrujar más a la vaca. La situación se agravará más si no se clasifica a octavos de la Copa o, por último, a la Sudamericana.
La fórmula que ideó Aníbal Mosa para su segundo mandato en Blanco y Negro parecía simple: Harold Mayne-Nicholls sería su mano derecha, Marcelo Espina su consejero deportivo y una agencia de comunicaciones externa difundiría sus ideas al mundo.
Pero nada de eso resultó. El fracaso de Mario Salas, el portazo que le pegó Scolari, mandar a los jugadores a la Ley de Protección del Empleo, las nuevas peleas con el bando opositor, la salida de Umbro y el mal presente deportivo ahogaron la gestión del toqui.
Hoy, el patrón de Blanco y Negro está encerrado. Ya no aparece por el Monumental y fuentes al interior del plantel aseguraron a La Cuarta que ya no confían en él como antes.
A eso se le agrega una lluvia de malas decisiones financieras que lo tiene con las deudas hasta el cogote, lo que algunos opinan que repercute en la cancha.
Quieren dinero. Todo comenzó cuando estiraron demasiado el chicle del "Comandante" y la mala negociación que hicieron para lograr su salida: el ahora profe de Alianza de Lima se llevó 480 millones de pesos de indemnización.
Luego vino la pandemia, que los dejó sin público hasta el próximo año y sin ideas claras para visualizar las marcas que auspician al Cacique. Menos exposición, menos luquitas. Simple.
Luego, el empresario portomontino, por consejo de Harold y a Espina, creyó que el Seguro de Cesantía sería la solución a todos sus problemas. Otro error. Desde entonces, los jugadores se alejaron de la dirigencia y, además, ganaron su demanda ante la Dirección del Trabajo. ¿Resultado? El organismo que vela por la pega obligó a ByN a pagar 1.200 millones de pesos por abril y mayo, además cursó otras multas de varios ceros.
A eso se le agregan 500 guatones más que se pagan por derechos de imagen a un grupo de jugadores y el "bono Mosa", a través del cual se pretendía calmar un poco las aguas.
La Copa. Para que el panorama sea más desolador, la institución debe contar con más de tres mil millones de pesos para pagar la planilla de los futbolistas de aquí a diciembre y cruzan los dedos para que la Dirección del Trabajo no investigue los meses de mayo, junio y julio, pues podrían perder nuevamente en la instancia legal.
Por eso se dice que el resultado en Brasil rompió el corazón del empresario sureño, ya que necesita urgente que el Cacique avance en la Libertadores (por los jugosos premios recibidos) o que al menos clasifique a la Sudamericana (siendo tercero del grupo). Por ahora, todo depende de la calculadora.