Este mundial lleno de sorpresas provocó más de alguna decepción, donde la más grande fue la alemana: el equipo de Joachim Löw, último campeón del mundo, acabó último de su grupo tras perder el partido final ante Corea del Sur. En el duelo de inauguración también salió derrotado ante México.
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Un peldaño más abajo dentro de las decepciones de Rusia 2018 fueron los combinados de Argentina y España, quienes llegaron con cartel de favoritos pero nunca lograron convencer del todo.
El caso español llamó bastante la atención. Tras una preparación perfecta al mando de Jugen Lopetegui todo se fue a las pailas cuando se supo que el entrenador había acordado su llegada al Real Madrid.
Fue en ese momento que la Federación de Fútbol Española tomó la drástica decisión de cortar al DT, quien tuvo que ver cómo su equipo se desmoronaba bajo la conducción de Fernando Hierro. Su eliminación en la fase de grupos ante Rusia terminó por sellar un paso para el olvido por el torneo planetario.
En Argentina el tema fue un poco más drástico. Tras clasificar rasguñando en el último partido de la fase de grupos, el equipo de Jorge Sampaoli se midió ante Francia, equipo que hizo lo que quiso en el Estadio de Kazan.
Lionel Messi, quien estaba llamado a liderar por fin a su equipo a la final del Mundial, nunca encajó bien en los cambiantes sistemas de Sampaoli, quien al final del camino vio cómo dilapidó todos los bonos que lo respaldaban. Si bien al técnico todavía no lo echan, en la AFA han buscado todas las fórmulas posibles para que el ex Universidad de Chile decida pesar sus cosas y mandarse a cambiar.
¿Y los goles?
Había un jugador que, en más de alguna polla mundialera, apareció como serio candidato a ser el goleador de este torneo. Robert Lewandowski, delantero polaco del Bayern Munich, llegó como capitán y líder de Polonia, pero se fue de Rusia sin siquiera anotar un tanto.
Mohammed Salah, gran sensación de la última Champions League, no pudo replicar su gran desempeño tras la lesión que le originó Sergio Ramos en aquella recordada final. Sin poder recuperarse para el primer partido, el egipcio poco pudo hacer para que su equipo hiciera algo. Dos goles a favor, cero puntos y últimos en el grupo: así le fue a Salah y compañía.
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