Borgella Roselord y Linsday Zullo, se conocieron hace seis años en Estados Unidos, y luego de eso sólo suman éxitos en su selección y ahora en el Morning.
En días donde se discuten las políticas migratorios y el real aporte de los extranjeros que vienen a Chile a desarrollar su proyecto de vida, dos seleccionadas de Haití lograron bajar la primera estrella en la historia de Santiago Morning en el fútbol femenino nacional.
Borgella Roselord (25) y Linsday Zullo (27) rompieron cualquier pronóstico y no solo fueron junto a la capitana Daniela Pardo, las figuras de la final que en el papel estaba servida para el poderoso elenco de Palestino.
Aunque más allá que cada una aportó con un gol en el triunfo microbusero por 3-1, son sus historias diametralmente opuestas y que por azares del destino se unieron hace seis años en Estados Unidos las que llaman la atención de los futboleros.
Claro porque de las dos solo Borgella nació en la isla y gracias al fútbol pudo salir de la pobreza, ser seleccionada de Haití desde los 15 años y partir a probar suerte al Indiana FC del balompié norteamericano hace seis años.
En esa aventura conoció a Linsday, que nació en Florida, se hicieron amigas y la delantera de tez morena la invitó a ser parte del combinado haitiano. Un trámite que se completó el 2014 cuando ambas pudieron defender "Las Granaderas" en las clasificatorias mundialistas de la Concacaf.
De ahí en más nunca dejaron su amistad y a principios de año cuando Roselord se convirtió en la primera jugadora en firmar contrato profesional en la historia del fútbol femenino chileno al fichar en Santiago Morning, invitó a Linsday a probar suerte en Chile.
"Con Borgella nos conocemos hace mucho y ella fue quien pavimentó mi llegada a Chile- Así que le agradezco porque lo he disfrutado mucho", declaró la habilidosa delantera que luce dreadlocks rubios en su cabellera.
Esta sociedad que ahora rinde frutos para el "Chaguito", también es motivo de orgullo para la numerosa comunidad haitiana que vive en nuestro país, que admira a la norteamericana naturalizada, pero que admira profundamente a Borgella, la "portaaviones" que hace diez años los defiende en su selección.
"Ser referente de los haitianos en Chile es bueno para mi. Estoy feliz porque acá son muchísimos. Como soy seleccionada hace años no es nuevo que me den su cariño, pero me sirve estar apoyada por ellos y me hacen sentir más segura. Por algo tan simple como hablar el idioma me hacen sentir en casa", cerró la goleadora y figura del torneo.