Diego Placente, actual entrenador de las sub 17 y 20 trasandinas, compartió en redes su admiración a Bielsa mediante una historia, valga la redundancia, muy bielsista.
Un partido entre Uruguay y Argentina debería siempre concitar morbo por sí mismo. Clásico sudamericano, dos selecciones campeonas del Mundo, las más ganadoras de Copa América, semilleros del continente. Motivos hay de sobra. Pero, por si las moscas, a sus compromisos desde hace algún tiempo se añadió el factor Bielsa, al frente de La Celeste, aún resistido por una tajada no menor de argentinos que no perdonan su fracaso en Corea y Japón 2002 y que además debieron soportar que los charrúas los pasaran por arriba y les sacaran el invicto en la quinta fecha, en Buenos Aires.
Ahora que celestes y albicelestes medirán fuerzas —viernes, 20.30 horas, Estadio Centenario—, sin embargo, el entrenador sub 17 y sub 20 argentino, Diego Placente, apostó por honrar la figura controversial de Marcelo Bielsa, quien lo dirigió, con un homenaje en clave de anécdota en redes.
“Año 2001, era la antesala de un partido de Eliminatorias y estábamos concentrados en un hotel”, arranca el recuerdo que Placente publicó en Instagram. “En eso me llama Bielsa a su habitación a ver un video (…); cuando entro a esa habitación congelada había dos sillas frente a un televisor y una videocasetera. ‘Siéntese’, me dice señalando una silla, mientras él se acomodaba en la otra”.
¿Qué ocurrió? Que Bielsa tenía preparado un compacto con sus highlights y errores. Uno de ellos, cuando jugaba por el Bayer Leverkusen ante el Hansa Rostock.
“En el minuto 86 desdoblo cerca del área, no me la pasan y vuelvo caminando fastidioso (…), la imagen sigue la pelota, la recuperamos y nuevamente atacamos. Llegando al área recién aparezco nuevamente en escena. En ese instante Bielsa pausa el video y me dice sin mirarme: ‘Jugador de selección no puede volver nunca así caminando. ¿Le quedó claro? Gracias, puede retirarse’. Jamás me olvidé de esa conversación, de la potencia de sus palabras”.
Es más, Placente cerró así: “Por eso lo admiro tanto, porque en cada entrenamiento, en cada palabra y en cada gesto, me dejó una huella para crecer, analizar y ser mejor”.
En la imagen que acompaña el mensaje, el “Loco” le sonríe cómplice al exlateral izquierdo. Ahora son colegas.