Pablo "Vitamina" Sánchez fichó en Iquique luego de seis meses sin trabajo, tras su salida de Everton. Pese a ello, dice que su periodo en Viña fue el que más disfrutó como DT.
A Luis Marcoleta le podrán decir el "rey del ascenso" y el deslenguado Hernán "Clavito" Godoy será el DT más querido y el que siempre agarra los fierros calientes, pero en el último tiempo, el técnico que sorprendió por sus propuestas, disciplina y rendimiento fue Pablo Sánchez. ¿Sus clubes? Universidad de Concepción, a la que subió a Primera División, O'Higgins y Everton.
En los ruleteros quedó sin pega a mitad del año pasaddo, pero no se olvidaron de él y fichó en Iquique para el 2019, donde trabajará con los ayudantes Leandro Martin y Héctor Lastra, y el PF Cristian Mincheli.
"Avanzamos rápido con el tema de los refuerzos, y en ese sentido los dirigentes han sido súper efectivos. Me encontré con gente que entiende que cuanto antes se hagan las cosas, mejor. Ganamos en tranquilidad. Por suerte ya tenemos casi la totalidad del plantel, esto no sucede a menudo. A partir de esto hay mucha ilusión", explicó el rosarino de 46 años a La Cuarta.
- Por lo bajo, son ocho refuerzos, ¿está cerrado? Si no se nos lastima nadie, el equipo estaría completo. Tenemos un cupo de extranjero que lo vamos a cuidar por si pasa alguna eventualidad o para mediados de año. Estoy conforme con lo que tenemos, no sólo por Braulio Leal y Matías Donoso. Pude traer a jugadores que ya dirigí, como Salinas, Berríos, Imperiale, Pérez... De esta manera gano tiempo, ellos ya me conocen y yo a ellos.
- Iquique estuvo complicado con el descenso en 2018… Claramente no queremos que se repita esa situación incómoda, pero hay que tener en cuenta que también ha estado peleando por el campeonato y ha clasificado a Libertadores y Sudamericana. Ojalá que podamos poner al club nuevamente en un lugar de privilegio.
- ¿Pensó en un momento que no encontraría pega en Chile? La incertidumbre existe siempre, más en un trabajo como este. Si hablamos de Primera, son 16 entrenadores, por eso cuando toca trabajar hay que cuidar el puesto y entender que en cierta forma es un honor formar parte de la elite del fútbol chileno.
- ¿Lo que pasó con Everton fue un tropiezo en su camino? No, al contrario. Dirigí dos años, jugamos una final de Copa Chile, clasificamos dos veces a la Sudamericana, pero después me tocaron seis meses malos. Lamentablemente lo malo siempre retumba y opaca lo bueno que uno hace, pero eso quedará en la retina de quien no hace un análisis fino. En mi retina está el año y medio inicial en Everton, que fue el que más disfruté como entrenador de fútbol.
- ¿Y hoy son más quienes tienen el recuerdo ingrato? Hay de todo, así es el ser humano, está el que piensa en lo bueno, otro en lo malo. Lamentablemente no tengo los porcentajes. Muchas veces el termómetro para un entrenador, un deportista o un futbolista es la gente en la calle, y a mí en Viña me tratan muy bien. De hecho, radico allá.
- Usted alabó el predio que construye Iquique… Está bien encaminado, si Dios quiere vamos a estar estrenándolo dentro de tres o cuatro meses. Lo que va a estar lista muy pronto es la cancha de césped sintético, pero en el final de la obra serán dos, además de otra natural. También contará con un gim nasio, instalaciones para que los jugadores puedan comer y relajarse, y camarines. Estoy hablando de Primera División y fútbol joven, será bien completo.
- ¿Y qué tal trabajar en esa zona del país? Había estado cinco veces en Iquique, obviamente para jugar. Ahora con el tiempo nos iremos empapando de la historia de la institución, la ciudad. Cuando conoces eso lo disfrutas de otra manera.