En el debut de Claudio Palma y Aldo Rómulo Schiappacasse en las transmisiones de Chilevisión para la Roja una inesperada anécdota para Aldo quedará en la historia del periodista deportivo.
Durante el entretiempo del partido, entre Chile y Corea de Sur, justo antes de quedarnos dormidos por lo fome del partido, me metí a internet y oí un diálogo que se filtró en las redes sociales entre Aldo y un compañero, ya que por error dejaron los micrófonos abiertos, donde le decía: "...te estamos escuchando siempre, escuchamos tus tallas, tus puteadas contra los coreanos. Entonces de repente es mucho...te puedo repetir las tallas: coreanos culiaos no cachan nada, puta los hueones lentos, son más lentos que la defensa de Curicó...".
Entiendo que eso nunca salió al aire, porque se trató de un audio interno filtrado en la red, pero rápidamente se empezó a viralizar por las redes sociales. No es primera vez que pasa, hay varias de esas anécdotas, de hecho hace poco el Pollo Valdivia contó algo parecido que le ocurrió hace varios años, cuando un espectador estaba esperando al teléfono salir al aire, mientras estaban en comerciales y escucha al Pollo decirle a alguien en el estudio que el tipo que estaba "esperando al teléfono" era muy raro o latero, no me acuerdo muy bien. Entonces vuelven de comerciales y se lo saca en cara al aire. O la otra talla muy buena, es cuando Pedro Carcuro le dice a Fillol, en plena transmisión de tenis, cuando enfocan a dos mujeres: "qué le parece, Jaime si después nos vamos con esas dos lolas a la playa", y Jaime le dice: "Son mis hijas, Pedro", se produce un silencio absoluto por varios segundos y le contesta: "Qué bellas hijas, Jaime". ¡Chan!
Lo complicado que es cuando quedan los micrófonos abiertos, a veces pueden ocurrir chascarros divertidos como estos, otras veces puede quedar la "cagada" en situaciones complejas, pasa mucho con los enlaces en directo que se demora el retorno y se alcanza a escuchar frases como..."estamos al aire ctm.." y el periodista, que lo llevan enfocando como 5 minutos con cara larga, pone su mejor sonrisa y empieza a transmitir como si nada. En fin, son gajes del oficio.