Su DT lo descartó del siguiente encuentro, por una presunta fractura nasal, y algunos de sus excompañeros bromearon por su “renovado” aspecto.
Edin Džeko, otrora crack del Manchester City y la Roma, a sus treinta y nueve años se resiste al retiro, y de hecho, goleador del Fenerbahçe, es también la mayor carta ofensiva que conserva Bosnia y Herzegovina.
Pilar del cuadro balcánico, sin embargo, el viernes —ante Rumania, fecha inaugural de las eliminatorias europeas— debió abandonar el compromiso prematuramente. Ocurrió a los 33 minutos, cuando fue a la disputa de un balón aéreo con Mihai Popescu, con la mala fortuna de que el zaguero rumano intentó despejar con un derechazo cuando él agachó la cabeza, llevándose el impacto en pleno rostro.
Džeko cayó enseguida, y sangrando. Recibió atención médica, pero por más intentos que hizo no pudo continuar. Samed Baždar tomó su lugar en el entretiempo.
Ayer, en sus canales oficiales, el delantero compartió una imagen para enseñar cómo había quedado su rostro.
“Maltrecho e irreconocible tras una patada”, tituló el diario español Marca tras advertir sus ojos morados, el algodón rojo por la sangre en la nariz y algunos puntos en su ceja izquierda.
Sus excompañeros Mario Balotelli y Radja Nainggolan bromearon sobre su aspecto —“Te ves bien así” y “Te ves genial”— y otros, como Anderson Talisca y Ifran Can Egribayat, le enviaron mensajes de ánimo. Su DT, en cambio, lo sacó del siguiente encuentro —contra Chipre: “Creo que Edin Dzeko tiene la nariz rota”— y él se limitó a escribir: “Todo o nada”.