En su regreso a los patines después de ser mamá, María José Moya ganó los 300 mts. contrarreloj y le dio al Team Chile una actuación histórica en Lima.
A fines del año 2017, María José Moya se preparaba para los Juegos Bolivarianos cuando recibió una noticia que le cambió la vida, gracias a la feliz visita de la cigüeña.
Resulta que la "Pepa" no solo se enteró de que estaba embarazada, sino que ya tenía seis meses de gestación. Con esa guatita, incluso, siguió compitiendo y como ella nació para rodar hasta ganó la medalla de oro en los Juegos Mundiales de Polonia. ¡Increíble!
Con su hija Giuliette ya con un año y cinco meses, la mejor patinadora de la historia volvió a girar sobre la pista. Y así, sin más alta competencia en el cuerpo después de ser madre, logró lo que no pudo ni en Guadalajara ni Toronto: la medalla dorada en unos Juegos Panamericanos.
"Era la que me faltaba y se me dio. Después de dos años volver a una competición internacional, estaba muy nerviosa, pero lo supe manejar", señaló la soberana Moya, tras su nuevo podio. Los 26.441 segundos le dieron el primer lugar en los 300 metros contra el reloj.
Pero eso no fue todo. Es que además de su notable triunfo personal, la súper mamá de 30 años aportó la novena medalla color del sol para la delegación nacional en Lima, por lo que se convirtió en la mejor actuación histórica de Chile en unos Panamericanos, superando así a la de Buenos Aires 1951, en donde la cosecha fue de ocho. Hasta el Presidente Sebastián Piñera llegó a felicitarla.
Por eso, al llegar a la meta, la patineta solo era alegría, ya que incluso debió resignar tiempo del postnatal para poder clasificar a Juegos. "Es un trabajo muy largo que lo debí hacer en muy pocos meses. Esta medalla va dedicada a mi hija, que esté en Chile. No la pude traer porque es muy pequeña", señaló.
Mañana se terminan los Panamericanos y la delegación chilena aún tiene oportunidades de sumar otros oros, pero para Moya y el Team Chile, sin duda, que Lima 2019 será imborrable.