El mejor súper ligero de Sudámerica se agarró con sus promotores y ya no podrá pelear por la corona que le pertenece. Atados por lucas, incluyen desaparición de su indumentaria y cinturones de campeón.
El chorizo boxeador Iquiqueño Ramón Mascareña Sanzana y Charly Boxing Team, los cabros que le estaban prestando ropa para que hiciera de las suyas en los cuadriláteros, tenían una relación más linda que el sol. Bella, como un naranjo con naranjitas.
"El quiebre con CBT se dio netamente por un tema económico", suelta el mejor de los súper ligero de Sudamérica, quien tampoco sabe que va a pasar con la pelea que tenía pactada para la próxima semana con el venezolano Felipe Lareaz, y aún intenta buscar al pato malo que le sustrajo de la pieza las zapatillas de combate, los guantes y todo el equipamiento con el que se estaba haciendo un nombre en la tierra de los cornetes.
"Ellos siempre cumplieron el trato del acuerdo semanal que me alcanzaba para cubrir los desayunos y las necesidades más básicas, pero siempre sentí que no me estaban dando lo que correspondía respecto a lo que generábamos.
- ¿Y esa molestia mandó todo a la lona?
- Sí. Eran eventos grandes como la defensa que iba a hacer el sábado 8 de septiembre en la Casa del Deportista. Entonces, esta vez pregunté cuánto me correspondía y se enfurecieron porque querían darme la mitad de la publicidad del short, que son como 300 mil pesos y yo quería la totalidad de la publicidad.
- ¿Ese es todo el drama?
- No para nada. Es que se fueron sumando cosas. Ellos querían que firmara hasta diciembre y yo ya quería desvincularme. Quería pelear ahora, ganar y plantearles el tema para salir por la puerta ancha, pero casi nos destruimos a palabrotas y querían que volviera a entrenar en un ambiente donde hace rato era ingrato.
- La mala onda fue cosa seria entonces...
- Sin duda. Después que me insultaron y me empapelaron a groserías me trataron como una plasta. Y da pena, porque siempre trato evitar problemas, así que me fui rápido donde un amigo, pero al volver a mi pieza caché que ya no estaban mis cosas de combate.
- ¿Estás seguro que las cosas fueron así?
- Yo no vi, pero me dijeron que alguien rompió el candado y después vi que sacaron todo el equipo con zapatillas y guantes incluidos. Todas mis herramientas de trabajo. Entonces duele y me sigue doliendo... Eso no se le hace a un deportista, menos a un boxeador que le cuesta con mucho sudor y harto esfuerzo lograr tener sus cosas. Me dejan mal y sin nada.
- Al menos quedan los buenos recuerdos...
- Ni eso. Fíjate que los cinturones los fueron a sacar de la casa de un amigo al que fueron a buscar a su trabajo, no sé si bajo amenaza o asustándolo, pero él accedió a pasárselos porque le decían que eran de ellos, que estaban pagados con la plata de sus bolsillos. Y eso que siempre me decían que nos les interesaba la plata.