El coach cubano, que estuvo al lado del gimnasta nacional entre 2007 y 2012, se defendió de las acusaciones de maltrato. “Yo tenía un trato enérgico. Él era un trato suave, pasivo, callado, lento”, sostuvo.
Tomás González rompió el silencio que estrictamente se autoimpuso desde hace más de una década, cuando todavía trabajaba hombro a hombro con Yoel Gutiérrez.
—¡¿Qué mierda te pasó?! ¿Por qué fallaste? ¡Maricón! —dijo el gimnasta que lo increpó el entrenador cubano una vez falló un salto de alta complejidad y cayó en medio de una competencia.
A su regreso, luego de tomarse una semana producto de fuertes dolores en la espalda, el recibimiento fue inclusive peor: “¿Cómo te atreves a desaparecerte?”, lo habría buscado Gutiérrez. “Eres un mediocre”, remató. No hubo una disculpa sino todo lo contrario. Entonces, González entendió que algo no estaba bien y que no había motivos para aguantar esta clase de maltratos por parte del coach. Un tiempo después separaron sus caminos. Pero el daño ya estaba hecho: el gimnasta chileno más exitoso de todos los tiempos cuenta todo eso, sus diferencias irreconciliables y las lágrimas que derramó en el proceso, en su autobiografía.
Cuando Yoel Gutiérrez se enteró de todo, a través de una entrevista con el diario La Tercera, no podía creerlo. Pensó en llamar a su expupilo, preguntarle por qué dijo lo que dijo, pero al poco andar desistió. Ni siquiera considera levantar alguna acción judicial. Eso sí, quiso responder a las acusaciones que ahora pesan sobre su figura y, por lo mismo, se descargó con el mismo medio:
“Lo recibo de una manera sorprendente. Me entristece y me desconcierta. Jamás imaginé semejante declaración, jamás imaginé eso”, aclaró de entrada.
Y arguyó que el gimnasta nacional “nunca manifestó ni dio señales de situaciones de esa índole. Nunca, nunca en los años que estuvimos juntos, luchando duro para lograr los resultados que obtuvimos, él nunca dio una señal. Estoy sorprendido, dolido”.
Es más, ahora inevitablemente asume la relación como quebrada: “¿Cómo puedo hablar con él? Pensé en llamarlo, pero me planteo lo siguiente: ‘¿cómo puedo hablar con él si él adoptó una postura adversaria con estas declaraciones?”.
Más tarde, consultado particularmente por los episodios que Tomás González reveló, el cubano descartó de plano todo: “Analicé lo que dijo y es lamentable. Ahí falta a la verdad, pero nadie es dueño de la verdad. Él puede decir lo que le plazca, pero no es correcto decir que algo no ocurrió. Eso no ocurrió, se lo juro por mis dos hijas, por mi familia”.
Luego de relatar cómo fue su separación, en 2013, el coach cubano entregó su versión acerca del rigor de sus entrenamientos. “Ahora dice que yo le dije mediocre, que yo lo maltraté”, comenzó Gutiérrez, pero según él, “lo único que hice fue exigir, buscar una feroz disciplina. Quizás eso pensó que era maltrato”.
“Maltrato psicológico”, continuó, “es decir barbaridades, o pegarle a alguien. Pero nunca pasó. Nunca entrenamos solos; siempre hubo más gente, en un club, en un horario de la tarde. Yo tenía un trato enérgico. Él era un trato suave, pasivo, callado, lento. Había que sacarle a reflotar su actitud y voluntad. Esa era su única falencia porque era disciplinado, tenía talento”.
Finalmente, el entrenador confirmó:
“No tomaré acciones legales. Nadie tiene el poder de manchar mi nombre, ni manchar mi imagen, al menos que yo lo permita. Yo no tengo el control de las cosas que por maldad puedan ocurrir sobre mi persona (...); yo peleaba con las federaciones por él. ¿Qué maltrato? A veces pienso que en la psicología hay una especie de pensamiento mágico, que nos hace creer lo que queremos. Él se creó ese pensamiento destructivo, secuestró sus neuronas, secuestró su cerebro y se vio secuestra su ideología y su alma”.