Integrante del plantel que disputó Sudáfrica 2010, el exzaguero todavía padece la forma en que acabó su periplo por la Roja. Pero, a pesar de todo, lo enorgullece la hoja de ruta que tomó la generación dorada, de la cual se siente partícipe.
Desde su primera vez en la clase A —un miércoles de febrero de 1999 en Ciudad de Guatemala, agria paridad frente al débil combinado local— hasta que bajó o lo empujaron a bajar el telón —octubre de 2012, Atahualpa de Quito, octava fecha rumbo al mundial de Brasil, 1 a 3, inminente cambio de ciclo—, pasaron exactamente trece años, siete meses y veinticuatro días. Sesenta y siete apariciones distribuidas entre amistosos de todo tipo, cuatro procesos eliminatorios, tres Copas América y Sudáfrica 2010. Con estos antecedentes, por ahora es el decimonoveno futbolista que más veces vistió la Roja. “Un sueño cumplido”, como dice él. Pero, por si las moscas, enseguida se permite una licencia que no todos pueden: “Representar a la selección en un mundial es totalmente diferente”.
En el segundo episodio de Colgar los botines dorados, La era de oro, Pablo Contreras subraya la importancia de haber formado parte del plantel que lo inició todo, allá en el continente africano. “Cuando menciona mi nombre Marcelo (Bielsa), recuerdo perfecto esa conferencia de prensa que él realiza”, contiene la emoción frente a la cámara. “Estoy ad portas de participar en un mundial, lo más lindo que le puede pasar a un jugador”.
“Contra Honduras no entro de titular el primer partido, y Marcelo a los cinco minutos nos manda a calentar al vestuario... ¡el primer tiempo lo vi por televisión!”, se ríe más tarde. Esa mañana, Contreras reemplazó a Arturo Vidal a poco menos de diez del cierre para fortalecer la última línea y asegurar el uno a cero, a la larga, definitivo. Ante Brasil, en cambio, cubrió la suspensión de Waldo Ponce y arrancó como titular, pero en el entretiempo, dos a cero abajo, dejó su lugar a Rodrigo Tello.
Aunque se tratara de apenas dos partidos, para el zaguero supuso un disfrute y una oportunidad para acreditar su plena vigencia. Esto le permitió, ya con Claudio Borghi al borde de la cancha, afianzarse en el equipo titular. Explica en la docuserie que “el 2012, hice la primera etapa con Claudio, en las clasificatorias” y “de hecho, en un momento estuvimos primeros”, sin embargo, “se nos dieron unos malos resultados, cesan a Claudio de su cargo” y entonces “asume Jorge Sampaoli”, que “venía con sus jugadores de Universidad de Chile”. Con el cambio “la selección empezó nuevamente a repuntar”.
¿El problema? Sampaoli nunca contempló a Contreras: “La primera convocatoria no estoy, entendí que a lo mejor quería probar otra gente. Igual tenía 34, 35 años…, me hubiese encantado que él mismo me hubiese llamado para decirme que no contaba conmigo”. Tiempo atrás, el exdefensor había señalado que esa decisión precipitó el final de su carrera.
De todos modos, admite que la obtención de la Copa América de 2015 lo enorgulleció, “porque prácticamente de los veintitrés, veinticuatro jugadores que estaban ahí, veinte seguramente jugamos juntos durante cuatro o cinco años”.
“Me siento partícipe, y principalmente mis hijos me lo reconocen así, de haber entregado un granito de arena, de sabiduría, de experiencia, cuando yo llegué a participar de la generación dorada”, completó.
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