El manacorí llegó a la victoria número 106 en su torneo favorito.
En el Bois de Boulogne, que a estas alturas parece más su jardín que otra cosa, Rafael Nadal se estrenó en una nueva versión de Roland Garros, el Grand Slam que ganó en 13 oportunidades, su certamen favorito. En su decimoctava participación, el español se impuso al australiano Jordan Thompson por un triple 6 a 2.
Para Rafa fue un arranque ideal, contra un rival que no le exigió demasiado, y que le permitió probarse tras un par de torneos donde no pudo encontrar su mejor tenis, también por la rebelde lesión en su maltrecho pie izquierdo. Un dolor que ha ido dejando detrás, como se ha podido apreciar en los últimos días, donde ha hecho incluso doble sesión de entrenamientos.
Del partido, poco que decir. El manacorí encontró un break tempranamente en el primer set y le bastaron 41 minutos para imponerse por 6 a 2. A pesar de que en la segunda manga cedió un saque como consecuencia de cuatro errores no forzados, rápidamente lo recuperó, y el resultado fue idéntico: 6 a 2 en 39 minutos. El set decisivo, prácticamente igual: Nadal, con su tenacidad, devolviendo todo, volvió loco al “bigotón”, que nuevamente cayó por el mismo marcador.
“Contento de pasar la primera ronda en tres sets. Soy consciente de que es el primer partido. París es el lugar más importante de mi carrera, es el lugar en el que he vivido mis mayores emociones”, dijo el español tras el triunfo.
Y completó: “La pista es espectacular, para mí sigue siendo la misma pista de siempre, histórica y me alegro ser parte de esta historia”.
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