Método Álvarez: por qué el técnico lleva 20 partidos sin perder y la “U” puede ilusionarse con el título

Foto: Photosport

Gustavo Álvarez llegó en noviembre de 2022 a Chile, un año después consiguió la tercera estrella de Huachipato y, ahora, al mando de los azules, el gran salto de su carrera, conserva un invicto que trae consigo desde julio de 2023. Líderes a solas del certamen, y después de romper la maldita racha en Macul, el “Romántico Viajero” tiene permiso para soñar.

Si la pretemporada ya había dejado algunas señales positivas, y los triunfos con diez hombres sobre Audax Italiano y a domicilio en Copiapó acaso parecían llenar el dolido paladar azul, la medida final para reconocer el trabajo de Gustavo Álvarez debió ser la del segundo domingo de marzo en el Estadio Monumental. Por casi veintitrés años Universidad de Chile se acostumbró a perder ese partido en ese reducto, pero después de mucho tiempo, tal vez una década, el entrenador argentino dotó al plantel de las armas adecuadas para jugar un clásico como se debe jugar un clásico y acabar con una racha que los más pesimistas adivinaban interminable. Sin demasiadas luces, pero ahogando al rival en el primer lapso y poniendo lo que había que poner en el complemento, la “U” superó a su némesis, Colo Colo en Macul, y con eso comenzó a convencerse de sí misma. Convencimiento, palabra clave aquí, que de seguro se repetirá más adelante.

Desde ahí, tres victorias y tres empates —los últimos dos, ante equipos que disputan copas internacionales— ubican momentáneamente al conjunto universitario como único líder del campeonato local y, dato no menor, único invicto al repasar todas las categorías profesionales del fútbol chileno.

En esas condiciones, serán muy pocos —acaso los más críticos que aguardan agazapados el primer golpe— quienes aún cuestionan la primera novela que se apoderó del mercado de pases y que luego aparentemente quedó en el olvido: que Universidad de Chile pagó a Huachipato una cláusula de rescisión para arrebatarles a Álvarez. En principio US$ 800 mil, que la dirigencia de Azul Azul solventó con un pago al contado de US$ 200 mil y el compromiso de saldar el resto al cumplirse una serie de condiciones, aún en secreto.

Entonces, finales de diciembre, había cierta resistencia a la idea de que los azules invirtieran ese monto —por primera vez en su historia— en la cláusula de rescisión de un técnico, que además era un técnico que antes de campeonar con Huachipato apenas sumaba un título en la segunda categoría argentina con Aldosivi, y hace un lustro. ¿Tendría la capacidad Álvarez para agarrar un fierro caliente de tal envergadura y replicar lo hecho en el sur en un equipo tan grande?

A punto de cumplir 50 años, Gustavo Álvarez fue presentado en Huachipato el lunes 15 de noviembre de 2022, en reemplazo de Mario Salas. Exlateral izquierdo, con pasos por Arsenal, Temperley, Barracas Central y Centro Español en los noventas, en su currículum como DT apenas destacaba su primera campaña con Aldosivi, vuelta olímpica y ascenso, y una muy buena última temporada en el Atlético Grau de Perú. De todos modos, enseguida se planteó objetivos mayores con el cuadro acerero. “Busco un equipo ambicioso a partir de manejar la pelota y atacar, intentando que sea una constante y permanente, no cediendo la iniciativa al rival”, le dijo a La Tercera. “Eso es lo que uno pregona ante cualquier rival y en cualquier cancha”. Un año y poco después, dio la vuelta olímpica con un 63,33% de rendimiento, repartido en diecisiete triunfos, seis empates y siete derrotas.

Tal vez lo más formidable de todo esto sea que su último traspié se registró el 29 de julio del año pasado, cuando los acereros se inclinaron ante Colo Colo en el Estadio Monumental por 3 a 1. Desde esa noche sabatina, y hasta ahora, el argentino cuenta veinte partidos invicto: once con Huachipato y nueve con Universidad de Chile. Trece triunfos y siete igualdades.

Álvarez celebrando el título acerero.

Para Álvarez lo primordial, tal cual arriesgó en su llegada al CAP, es asumir el protagonismo: como muestreo, su Huachipato campeón promedió un 56% de posesión y recibió apenas 30 goles en toda la campaña, la segunda valla menos batida del certamen. Para que sus jugadores asuman ese protagonismo, “se tienen que comprometer y convencer al mismo tiempo”. En su primera entrevista con el equipo de prensa de la Universidad de Chile dijo eso: que los futbolistas deben estar convencidos de su propuesta, y que para asegurarse de ello, “el primer convencido soy yo”. “Me encargaré de hablar con cada uno de los futbolistas para convencerlos de lo grande que pueden ser”, remató.

En el plano estrictamente futbolístico, el argentino no se casa con ningún esquema. En el sur esencialmente echó a correr el 4-3-3 y, por momentos, el 4-4-2, pero aquí en sus primeros partidos oficiales en el banquillo azul su idea hizo match con un 3-4-3 que busca fortalecer el ataque por las bandas —promoviendo las sociedades entre Hormazábal y Guerrero o Fernández y Morales— y en el que resulta crucial la lucidez que pueda presentar la última línea. Allí Franco Calderón y Matías Zaldivia son sus bastiones, y luego los ha acompañado, dependiendo el rival, con Emmanuel Ojeda, Ignacio Tapia o incluso el canterano David Retamal.

Jugará el que esté mejor, eso ha quedado claro. Ojeda, que en su gestión pasó a jugar de volante de corte a stopper por derecha —una reconversión que evoca a la de Francisco Silva con Sampaoli en La Roja—, por ejemplo fue titular en el histórico triunfo sobre el “Cacique”, pero después de un grosero error ante Cobresal dejó la oncena y en el último compromiso ni siquiera fue citado. Lo mismo pueden decir Ignacio Tapia, Matías Sepúlveda o Nicolás Guerra, igualmente borrados en algún partido, víctimas de la feroz competencia que hay en el plantel.

Gustavo Álvarez es líder con la U en el certamen.

Hace un tiempo, en una conversación con el diario rosarino La Capital, Álvarez aleccionó: “El campo tiene 70 de ancho, si nosotros ubicamos esos futbolistas 15 metros cerrados, el rival va a defender en 40 metros y le estaremos regalando 30 metros del campo que no estamos utilizando. Si disponemos de todos los espacios, al rival se le complica. El concepto sería, atacar en muchos espacios, defender en poco espacio”.

De él, sus jugadores también han subrayado su manejo en el camarín. “Nos decía que no éramos un equipo grande, pero que teníamos que jugar como un equipo grande, así nos motivaba”, blanqueó Cris Martínez, figura de Huachipato, en charla con ADN Deportes. “Trabaja súper bien y saca lo mejor de ti, eso es su mérito. Es el mejor entrenador que me ha tocado en mi carrera”.

En su primera declaración de intenciones con la camiseta azul puesta, Gustavo Álvarez redondeó: “Para mí la mejor satisfacción de un entrenador no es ganar un partido sino ver un equipo convencido de la idea, porque la principal tarea de un entrenador es convencer y a partir de allí desarrollar una idea”.

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