El ex nadador olímpico contó sobre sus problemás de depresión, los cuales han reflotado con la cuarentena.
Michael Phelps hizo historia en los juegos olímpicos de Beijing 2008. El nadador estadounidense consiguió 8 medallas de oro, haciendo historia en el deporte. Pero hoy se encuentra en aguas oscuras.
Y es que tras una vida llena de éxitos, se despidió de la alta competencia en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde consiguió 5 oros y 1 plata. Casi dos años después, a inicios de 2018, confesó que sufría de una enorme depresión que lo había dejado al borde del suicidio.
Aún así, en esa ocasión explicó que aquellos momentos oscuros en su vida ya los había superado.
Sin embargo, durante este lunes el atleta expresó a ESPN que está pasándolo mal con la cuarentena producto del coronavirus.
"La cuestión es que las personas que viven con problemas de salud mental lo saben: nunca desaparece. Tienen días buenos y malos. Pero nunca hay una línea de meta".
El deportista explicó que ha dado bastantes entrevistas explicando el tema de su depresión, y que la ha superado, pero reconoció que no es así.
"Desearía que fuera la verdad. Desearía que fuera así de fácil. Pero honestamente, y lo digo de la mejor manera posible, eso es simplemente ignorante. Alguien que no entiende con qué lidian las personas con ansiedad o depresión o trastorno de estrés postraumático no tiene idea", confesó.
La Bala de Baltimore también expresó su agradecimiento por no tener dramas económicos y que pese a estar rodeado de su familia y que ha superado las aguas más oscuras, fue crudo al decir que no podrá curarse.
"Aquí está la realidad: nunca me curaré. Esto nunca desaparecerá. Es algo en lo que he tenido que aceptarlo, aprender a lidiar con eso y convertirlo en una prioridad en mi vida. Y sí, es mucho más fácil decirlo que hacerlo".
Phelps en cuarentena
El nadador, se refirió a como ha estado viviendo la cuarentena, lo que ha provocado que emocionalmente decaiga, siendo un desafío para el nadador que acostumbra a estar de viaje y conociendo gente.
"Me vuelve loco. Estoy acostumbrado a viajar, competir, conocer gente. Esto es solo locura. Mis emociones están por todos lados. Siempre estoy al límite. Siempre estoy a la defensiva".
El estadounidense mencionó que mantiene una rutina para mantener en equilibrio cuerpo y mente. Sin embargo, sus problemas reaparecen cuando se pasa de la hora de entrenamiento.
"Si pierdo un día es un desastre. Entonces me meto un patrón negativo de pensamiento en mi propia cabeza. Y cuando eso sucede, soy el único que puede detenerlo. Y generalmente no se detiene muy rápido. Solo lo arrastro, casi para castigarme de alguna manera."
Complementó que cuando sucede eso, siente culpabilidad y que así lleva la cuarentena, pero debido a la psicología y al apoyo de sus hijos tiene la ayuda para combatir esos demonios internos.
Finalmente, aprovechó de mandar un mensaje a aquellos que pasan por algo similar, y expresó que "no hay nada qué esconder. Nada que temer. La lucha es solo contra ti mismo", concluyó el histórico nadador.