Neymar Jr.: Entre las balas locas y el choque

Quien sabe si fue por haberse criado en las peligrosas calles de Mogi das Cruzes, un municipio ubicado a unos 45 kilómetros del centro de Sao Paulo, que Neymar crió de chiquito una personalidad odiosa para defenderse en un barrio lleno de traficantes y balas perdidas.

Según los datos del Instituto Brasileño de Estadística y Geografía, la cuna del capitán de Brasil posee índices superiores al 40% de pobreza y no amanecer muerto ya es todo un canto a la vida.

Y así pasó con "Juninho", el primer apodo que tuvo el "10" del Scratch. A los cuatro meses y mientras viajaba en el auto con su padre, que le heredó el nombre de Neymar; y Nadine, la madre que según dicen le heredó la contextura plástica y delgada, tuvo un accidente en auto que lo tuvo con un pie entre este y el otro mundo.

"Presa del dolor, le pedí a Dios que me llevara a mí en vez de a él", contó Neymar padre en la autobiografía del brasileño más amado y odiado de los últimos tiempos.

Y, claramente, el Todopoderoso escuchó los ruegos. Porque "Ney" no sólo salvó ileso del tortazo, sino que llegó a ser uno de los futbolistas más talentosos que Brasil ha dado en el último lustro, sobre todo después que un cazatalentos lo descubrió junto a las olas del mar.

Mágico

Corría 1998 y, como buen hijo, el jugador que más caro ha costado en la historia del balompié mundial, después que el PSG pagó nada menos que 222 millones de euros por su pase al Barcelona, un día acompañó a su padre, que había sido un futbolista profesional ahí nomás, a un torneo de fútbol playa.

Para el niño era el mejor panorama, sobre todo porque se trataba de una ocasión para poder comer algo más ya que en su casa había poco y nada. Pero también fue la oportunidad para que lo viera Betinho, un cazatelentos que antes ya había convertido en crack a Robinho, y de ahí saltara al Santos.

Al club de Pelé, Neymar llegó con 11 años, pero fue recién a los 17 cuando pudo debutar en el profesionalismo. En su estreno le pegó al palo en un partido contra Oeses, pero al siguiente no perdonó y aportó con el primero de los 138 goles que anotó con "O Peixe".

De ahí para adelante la historia fue conocida. Con 19 años ganó la Libertadores con el Santos, y cuando ya coleccionaba pololas como pelotas (cuando chico llegó a tener más de 50 en su casa), jugó la final del Mundial de Clubes con el Barcelona, donde le pidió la polera a Messi al final del partido.

Quien iba a decir que sólo años más tarde la historia los juntaría, aunque Neymar tieme mucho más paño que cortar.

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