“Las únicas veces que he salido fueron para ir a una consulta y las cinco veces que me vacuné”, afirmó el meta.
Tres años. Roberto Cóndor Rojas vive una complicada situación tras ser sometido a un trasplante de hígado en 2015. El golero lleva encerado desde 2020 en su casa en Sao Paulo, pues el miedo a contagiarse de Covid-19 es alto y le puede jugar una mala pasada.
“Las únicas veces que he salido fueron para ir a una consulta y las cinco veces que me vacuné. Ni mis hijos ni mis nietos pueden venir a la casa, no los veo desde que apareció la pandemia”, comentó el albo en conversación con Las Últimas Noticias.
El capitán de la roja tuvo una complicada intervención, en la cual perdió una parte del pulmón derecho, convirtiéndolo en un paciente de alto riesgo. “Es un temor mío, no sé cómo voy a reaccionar a una enfermedad que normalmente ataca a los pulmones. El doctor me pidió que me cuidara muchísimo”, agregó.
Sobre ese mismo tema, el guardameta explicó que “mi hija está embarazada y no puedo darle un abrazo, es complicado. Aunque siempre hablamos por WhatsApp, no es lo mismo”.
“Uno tiene ganas de ir al shoping, al estadio, a juntarse con amigos, con la familia, viajar a Chile para ver a mis hermanos, pero lamentablemente no puedo nomás, qué le voy a hacer. Luché tanto por vivir, por mejorar mi salud y no lo puedes echar a perder en un minuto. Ellos entienden, no hay problema”, aclaró.
La vida conyugal en cuatro paredes
Debido a la situación, su esposa, Viviane Bruno, tuvo que dejar su trabajo para no poner en riesgo a Rojas. “Yo amo a Roberto, está en mi primer plano”, manifestó.
“Los dos estamos tranquilos. Ella hace una mitad y yo la otra, conversamos de todo. Estamos bien, aunque a veces uno discute porque despierta medio atravesado también, es parte de esto”, cerró el Cóndor.
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